CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

Traducido por Laura


Boston. Tres noches más tarde.

La comunidad de la Orden le parecía bastante diferente a Nikolai mientras caminaba por el corredor que se extendía desde el laboratorio tecnológico donde el había estado reunido con los otros guerreros. La misión para frustrar a Dragos había tomado un giro importante hacía varias noches, pero ellos también se habían alejado con una ventaja muy inesperada en su búsqueda por localizarle y cerrar su operación.

Desafortunadamente, mientras Hunter estaba desarrollándose para ser un activo importante, la Orden también había perdido un aliado crucial y un amigo leal: Andreas Reichen se había salido del molde completamente, y la palabra fuera de Berlin era la peor de las noticias. Nadie sabía si el líder del Darkhaven alemán había sobrevivido al ataque en su residencia. Basándose en la matanza de toda su familia y el fuego que consumió toda la propiedad, la Orden tenía pocas esperanzas por su amigo.

Personalmente, Nikolai pensaba que sería una suerte si Reichen había perecido en el asalto. El no sabía cuantas perdidas se habían alcanzado. Claramente ningún humano, de la Raza o demás, sería lo suficientemente fuerte para alejarse ileso de tan brutal golpe al alma. Como guerrero, Nikolai comprendía las bajas del combate. Todos los guerreros caminaban en la batalla sabiendo que el o su hermano no podría regresar a la base.

Pero perder la familia de uno… EL ni siquiera quería considerer lo que haría eso a un hombre. En lugar de eso Nikolai se centró en las ventajas que tenía- una de las cuales podia ser oída hablando suavemente mientras el se acercaba a la puerta abierta de sus habitaciones privadas.

Renata estaba dentro, sentada en el sofa del salón, leyendo a Mira. Por un momento, mientras Niko llegaba a la entrada, el se inclinó sobre la jamba simplemente para escuchar y festejar sus ojos sobre la bella mujer que era ahora su compañera. Le encantaba que Renata estuviera tan cómoda acurrucada con un libro mientras sostenía un arma. Ella tenía una dulzura que el admiraba, e inteligencia que continuamente le desafiaba, y una fuerza interior que le hacía esforzarse por ser un hombre digno de su devoción.

No le dolía que ella estuviera también más caliente que el infierno, especialmente cuando ella bajaba la vista al canon de una gran 9 mm o entrenandose con sus amadas espadas. Kade y Brock habían estado casi siempre unidos en la sala de armas los anteriores días, si tan solo tuviera la oportunidad de entrenarme con Renata o verla en acción. Nikolai apenas podia echarles la culpa. Pero si el estaba tentado de sentir el más ligero pellizco de celos, todo lo que le tomó fue una maliciosa Mirada desde su mujer para hacerle sentir comodo. Ella le quería, y por lo que contaba para Nikolai, el era el hombre más malditamente afortunado del planeta.

"Hola," dijo ella ahora, mirando por encima mientras giraba la última pagina de un capítulo y se detenía a saludarle.

"Hola, Niko," Mira se metió en la conversación bajo la caída de su corto velo. “Te has perdido buena parte de la historia”.

"¿Lo hice? Quizás pueda hablar con Renata para que me lo lea más tarde," dijo el, inclinando una ardiente mirada y agachándose en frente de Mira. “Tengo algo para ti”.

“¿De verdad?” Su diminuta cara se iluminó con una sonrisa. “¿Qué es?”

“Algo que le pedí a Gideon que te consiguiera. Quítate tu velo y te lo enseñaré”.El no perdió de vista la Mirada protectora de Renata mientras Mira alejaba la tela negra de su cara. “¿Qué es esto?”

"Está bien," dijo el, sacando una pequeña caja de plástico del bolsillo de sus vaqueros. "Ya sabes, puedes confiar en mí. Ambas podéis confiar en mí”.

Renata se relajó con el recordatorio, y miró mientras Nikolai desenvolvía la tapa de un envase de lentes de contacto. “Hay lentes especiales que Gideon piensa que ayudarán a tus ojos. ¿Te gustaría si no tuvieras que llevar ese velo de nuevo?”

Mira asintió entusiasmada. "¡Déjame verlas, Niko!" "¿Qué tipo de lentes son?" Renata asked, cautelosamente prudente. "Iris opaco para ocultar el efecto espejo en los propios ojos de Mira. Ella podrá ver a través de ellos, pero nadie mirándola se dará cuenta de nada inusual en sus ojos. Sus iris estarán cubiertos, de la misma manera que el velo los cubría. Pensé que esto sería mejor.”Renata asintió, sonriéndole cálidamente. "Mucho mejor. Gracias." "¿Puedo probármelas?" Mira preguntó, animada viendo la pequeña caja en la mano de Niko. "Mira, Rennie, ¡son moradas!" "Es tu color favorito," dijo ella, girando una Mirada interrogativa a Nikolai. El se había acentuado a sí mismo para acelerar mucho los días anteriores, tomando un papel que el nunca se había imaginado, imaginando que se adaptaría tan comodamente a el. El era un hombre vinculado con la sangre a una compañera de raza que le quería y una niña que educaría como suya. Y el saboreaba la idea de ambas.

El, el inconformista, el imprudente, tenía una familia propia ahora. Era alucinante para él, sin mencionar para el resto de la comunidad. Era la última cosa que hubiera soñado alguna vez querer o necesitar, y ahora, solo durante unos días en ello, el no podia imaginar la vida de otra manera.

Su corazón nunca se había sentido tan lleno. "Dejame ayudarte," dijo Renata, tomando las lentes de el y con cuidado ayudando a Mira a ponerselas. Cuando estuvieron colocadas durante unos cuantos segundos y el talento de la niña no afloraba, Renata tapó una pequeña carcajada con su mano. “Oh, dios mio. FUncionó, Nikolai. Las lentes funcionan maravillosamente." El miró las amplias piscinas violetas de los ojos alterados de Mira y vio…nada. Solo la feliz y despreocupada Mirada de una niña. Renata arrojó sus brazos alrededor de él. Mira estaba justo detrás de ella, y Niko las tomó a ambas en un abrazo sincero."Hay más," dijo el, esperando que disfrutarían del resto de su sorpresa. El se puso en pie y las cogió de la mano. “Venid conmigo”.

El las guio por el pasillo hasta el ascensor que subía de los cuarteles generales subterráneos hasta la gran mansion que se establecía arriba. El podia sentir el miedo de Renata en su flojo agarre y en el pincho de adrenalina que avanzaba en el riego de su sangre.

“No te preocupes," el susurró contra su oreja. "Disfrutarás de esto, lo prometo." Al menos, el esperaba que ella lo hiciera. El había estado trabajando en ello durante el día y medio anterior, tratando de conseguir todo bien. El guió a Renata y Mira al corazón de la finca, hacia calidez de las velas del ceremonioso salón. Los aromas de pan horneado y carne tostada vagaban saludándoles. Niko no tenía aprecio por la comida humana, pero las compañeras de raza que vivían en la comunidad claramente sí lo tenían, y a juzgar por las miradas de las dos mujeres caminando a su lado, ellas también.

El asombro de Renata brilló en sus ojos. “¿Cocinaste ayer?”

“Demonios, no. Creeme. Soy la última persona a la que te querrías tener a cargo de tus comidas. Pedí algunos favores a Savannah, Gabrielle, y las otras mujeres. Tu estómago está en muy buenas manos”.

“Pero estuve con todas ellas hoy temprano y nadie dijo nada sobre esto”.

“Quería sorprenderte. Ellas también quisieron sorprenderte”.

Ella no dijo más, y el no pudo evitar dares cuenta que los pasos de Renata se habían ralentizado cuando llegaron al salón. Mira, sin embargo, estaba crepitando de excitación. Tan pronto como alcanzaron la entrada arqueada, ella soltó la mano de Niko y corrió hacia la reunión, parloteando una milla por minuto como si ella hubiera vivido allí toda su vida.

Pero Renata no.

Ella estaba silenciosa, inmóvil. Ella echó una mirada dentro de la mesa llena de platos y objetos de fina porcelana y tomó una simple respiración. No dijo nada mientras miraba las caras de los guerreros y sus compañeras, cada mirada daba la bienvenida mientras ella y Nikolai permanecían en la puerta.

“Oh, dios” susurró ella finalmente, su voz rota y ronca.

Niko la siguió mientras ella retrocedía, girando en el pasillo mientras quería salir disparada.

Maldita sea. El había estado tan seguro de que ella disfrutaría de una agradable cena con todos, pero obviamente había estado equivocado.

Cuando ella le habló, su voz estaba ahogada de emoción. “Todos estan esperando allí…¿por nosotros?”

“No te preocupes”, dijo el, cogiéndola por los hombros. “Quería hacer algo especial para ti, y la fastidié. Lo siento. No tienes que hacer esto”.

"Nikolai." Ella alzó la vista hacia el, sus ojos brillando con lágrimas. “Nunca he visto nada más encantador que esa mesa allí, con todos reunidos alrededor”.

El frunció el ceño, desconcertado ahora. “¿Entonces qué sucede?”

Ella agitó su cabeza, tragándose una risa forzada. “No hay nada mal. Es solo eso. Nada va mal. Soy tan feliz. Me has hecho completamente feliz. Tengo miedo de aferrarme a este sentimiento. Nunca he sabido como era, y estoy muerta de miedo de que esto sea solo un sueño”.

“No es un sueño” dijo el dulcemente, acariciando la lágrima perdida de su mejilla. “Y puedes aferrarte a mi si sientes miedo. Voy a estar aquí junto a ti mientras que estes al mío”.

“Para siempre" dijo ella, sonriéndole. Nikolai asintió. “Sí, amor. Para siempre”.

La risa contenida de Renata salió fuera. Ella le besó fuerte, entonces se acurrucó junto a él y caminaron junto a el bajo el refugio de su brazo, de vuelta a unirse a los otros. De vuelta a unirse al resto de su familia.

Загрузка...