El Hummer frenó detrás de la ambulancia y Vasco se apeó del vehículo para acercarse a esta.
Dolly se cambió al asiento del acompañante.
– ¿Qué ocurre? -preguntó al subir.
Dolly señaló con la cabeza la casa del final de la calle.
– Esa es la de los Kendall y el coche de Burnet está aparcado delante. Lleva una hora ahí dentro.
Vasco frunció el ceño.
– ¿Y qué ocurre? -insistió.
Dolly sacudió la cabeza…
– Podría sacar el micrófono direccional, pero hay que estar delante de la ventana y supuse que no querrías que aparcara más cerca.
– Tienes razón, así está bien.
Vasco se recostó en el asiento y dejó escapar un largo suspiro. Consultó la hora.
– Bueno, no podemos entrar. -Los cazarrecompensas tenían permitida la entrada en el domicilio del fugitivo aunque no llevaran una orden de detención, pero no podían acceder a los de terceras personas, ni siquiera aunque supieran que el fugitivo estaba dentro-. Tarde o temprano tendrán que salir y cuando lo hagan nosotros estaremos allí.