Capítulo 30

A las seis y media, Roy Grace, Glenn Branson y el resto de los miembros del equipo de investigación, incluida la incorporación más reciente de Grace, el sargento Norman Potting, estaban sentados a una gran mesa rectangular en la sala de reuniones, que se encontraba justo enfrente del MIR Uno, el centro de investigaciones donde la Operación Ruiseñor tenía asignada su área de trabajo.

Grace olía la peste a humo de pipa que desprendía la ropa de Norman Potting. El veterano policía llevaba un traje marrón que tendría unos veinte años bien buenos, una camisa blanca que parecía haberse planchado él mismo estando borracho, una corbata verde llena de manchas de comida y zapatos negros robustos. Era un veterano seguro de sí mismo, bastante gallito, que se había casado tres veces, tenía la cara estrecha y pálida llena de venas rotas, labios prominentes, dientes manchados de fumar y el pelo ralo peinado para cubrir la calva.

Grace dio la bienvenida formalmente a Norman Potting, evitando mirar al resto.

– Me alegra estar en el equipo -contestó Potting con su voz fuerte y grave, con el acento típico de Devon marcando mucho las erres-. Me satisface especialmente trabajar con estas jovencitas tan guapas. -Guiñó un ojo abiertamente a Bella y a Emma-Jane.

Grace se estremeció, luego siguió adelante con la reunión. Tenía que estar fuera a las siete si era posible, durante un par de horas tan sólo. Miró las notas informativas que Bella y Eleanor le habían preparado.

– Hora: seis y media. Viernes, tres de junio -leyó en voz alta-. Ésta es la segunda reunión informativa de la Operación Ruiseñor, la investigación sobre el asesinato de una persona antes desconocida y que ahora ha sido identificada como Jane Susan Amanda Stretton, conocida como Janie Stretton, celebrada el segundo día tras el descubrimiento de sus restos mortales. Ahora procederé a resumir el caso.

Durante unos minutos, Grace repasó los hechos que condujeron al descubrimiento del cadáver decapitado de Janie, luego al hallazgo del escarabajo en la autopsia. En este punto, Norman Potting le interrumpió.

– ¿No salió algo en los periódicos hace unos años sobre que había estrellas de Hollywood que se metían jerbos por el culo, Roy?

– Gracias, Norman. No creo que eso tenga nada que ver con el caso.

– Bueno, hay muchos actores que son maricas y se sabe.

– Muchas gracias, Norman -dijo Grace con firmeza, intentando que cerrara el pico. Iba a continuar, a contarle al equipo que habían descubierto la vida secreta de Janie Stretton, cuando Glenn Branson levantó la mano y lo interrumpió.

– Antes en el coche me has comentado el simbolismo del escarabajo pelotero, Roy. Creo que sería útil compartirlo con el equipo.

– Sí, iba a hacerlo. Para resumir, en la mitología del antiguo Egipto, se adoraba al escarabajo pelotero bajo el nombre de Khepri, que literalmente significa «el que cobra vida» o «el que salió de la tierra». Los egipcios adoraban al Sol. Del mismo modo que el escarabajo pelotero empuja una bola de excrementos, los egipcios creían que Khepri movía el Sol, visualizadlo como una bola solar, por el cielo desde el este al oeste todos los días, así que consideraban que Khepri era una manifestación del dios Sol, Ra. En consecuencia, el escarabajo se convirtió en un símbolo importante de la creación, la resurrección y la vida eterna en la mitología religiosa del antiguo Egipto.

– Qué listos eran esos cabrones de los egipcios -dijo Norman Potting-. ¿Cómo coño construyeron las pirámides? Bueno, yo no me fío de ninguno… Hay que tener cuidado con esos morenitos.

Estremeciéndose, Grace miró de reojo a Glenn Branson, luego miró a Potting y se preguntó cómo diablos seguía aquel hombre en la policía sin haber acabado ante una comisión investigadora de acoso sexual o de relaciones raciales.

– Norman, ese lenguaje es del todo inaceptable y no toleraré que se utilice en mis reuniones.

Pareció que Potting iba a decir algo, luego pareció pensarlo mejor y bajó la vista a sus papeles, avergonzado.

– ¿Has descubierto si el simbolismo tiene alguna relación, Roy? -preguntó Nick Nicholl.

– Por ahora no. Espero que lo haga alguno de vosotros, genios. -Grace le sonrió, luego continuó y les contó que aquella tarde habían descubierto que Janie Stretton tenía una vida secreta. Y, lo que era de crucial importancia, que tenían el primer nombre de un posible sospechoso: Anton.

Ya habían averiguado que el número de teléfono del tal Anton, que Claire Porter había anotado, correspondía a un teléfono de tarjeta imposible de rastrear.

Grace hizo una pausa para beber agua.

– Bien. Recursos. La división de East Downs nos ha ofrecido personal. Hemos instigado un rastreo de las inmediaciones de la zona donde se hallaron el torso y las extremidades el miércoles por la mañana, y durante las últimas cuarenta y ocho horas la hemos ampliado y mejorado. He incorporado a la unidad de rastreo submarino de la policía de Sussex y estamos a la espera de que un equipo rastree todos los ríos, lagos y embalses de la zona. También he pedido un rastreo por helicóptero.

Grace pasó a los apartados. Ciclo de las reuniones: anunció que habría reuniones informativas diarias a las 8.30 y a las 18.30. Informó que el equipo informático de Holmes estaba funcionando desde el miércoles. Leyó el punto «Estrategias de investigación», que incluía «Medios de comunicación», y enfatizó la necesidad de no hacer público a la prensa el descubrimiento del escarabajo e informó que estaban trabajando para que el programa Alerta criminal de la próxima semana hablara del asesinato.

Entonces, Emma-Jane levantó la mano.

– ¿Vamos a hacer público que Janie Stretton tenía una vida secreta y ejercía la prostitución?

Grace se había estado preguntando lo mismo. Pensó en Derek Stretton, ya acongojado, su vida destrozada. ¿Qué efecto tendría esa información en el pobre hombre? Pero ¿serviría de algo hacerla pública? ¿Provocaría que alguien que hubiera contratado sus servicios aportara una prueba de vital importancia? Era poco probable, pero posible. Era una decisión difícil. Hacerlo público aumentaría enormemente el interés de la prensa. Una cobertura más amplia podría significar que alguien hablara. ¿Quizás un camarero o un barman había visto juntos a Janie y al tal Anton?

– En estos momentos, dos agentes de Relaciones Familiares están con el padre de Janie, las detectives Donnington y Ritchie. Lo hablaré con ellas primero, pero me inclino por hacerlo público -le contestó a Emma-Jane-. A no ser que ellas opinen que sería demasiado doloroso para el señor Stretton en este punto, seguiremos adelante y lo haremos público.

El siguiente apartado era «Pruebas forenses». Grace los informó de que, aparte del escarabajo, por el momento no había habido sorpresas en la autopsia, salvo una: la falta de indicios de agresión sexual. Tenía el informe del doctor Frazer Theobald delante, pero no era necesario leer en voz alta páginas y páginas de detalles técnicos. Janie había muerto a causa de las múltiples heridas infligidas con un arma blanca larga y delgada. Que la decapitaran tampoco había contribuido a sus posibilidades de sobrevivir precisamente, pensó.

– En estos momentos, mi principal preocupación es el escarabajo pelotero -dijo-. ¿Ha descubierto alguien algún otro asesinato en el que se encontrara un escarabajo en la escena?

– En abril se encontró el cadáver de otra mujer en Wimbledon Common -dijo Nick-. La víctima tenía veintiséis años y también apareció decapitada. Llevaba una pulsera de plata con colgantes que ningún miembro de su familia reconoció. Me han mandado una foto por e-mail. Aquí está la copia. -Se la entregó a Grace-. Tampoco había indicios de agresión sexual en este asesinato. Está sin resolver.

Grace miró el diminuto escarabajo de plata que colgaba de la pulsera. Reconoció las marcas enseguida. Era un escarabajo pelotero.

– Buen trabajo -dijo-. ¿No hay más?

– Es lo que ha mandado por el momento la Met -dijo Nick.

Grace se quedó mirando la fotografía.

– Tengo el presentimiento de que va a haber más. ¿Podemos conseguir el expediente de este caso?

Nick consultó sus notas.

– El agente al frente de la investigación es un tal inspector Dickinson. Se ha ofrecido a reunirse conmigo, o con cualquiera de nosotros.

– Es insólito que un policía de la Met se muestre tan dispuesto a colaborar -dijo cínicamente Grace. La policía metropolitana solía tener sus propias leyes, eran arrogantes, se consideraban los mejores y no colaboraban demasiado con los cuerpos provinciales-. ¿Puedes organizar una reunión con él para mañana al mediodía?

– Tenía previsto jugar un partido de fútbol amistoso con el equipo del Departamento de Investigación Criminal, pero sí.

– Estamos en junio. Es temporada de criquet, no de fútbol -lo reprendió Grace-. Tenemos a un padre al que he visto hoy para decirle que alguien ha despedazado a su hija. No estoy seguro de si le impresionaría saber que la investigación del asesinato se retrasa por un puto partido de fútbol.

El detective se ruborizó.

– No, señor…, Roy.

Cuando llegó al final del informe, Grace resumió.

– Hemos establecido ya la escena donde tuvo lugar el asesinato de Janie Stretton. Bella y Nick han interrogado a todos los vecinos de Janie Stretton, y los interrogatorios aún siguen en marcha. Las posibilidades que se nos plantean desde mi punto de vista son las siguientes:

»Uno: se trata de un asesinato aislado llevado a cabo por una persona muy enferma.

»Dos: puede que nos enfrentemos a un asesino en serie que deja una firma. Estamos a la espera de que la Met nos proporcione más información sobre el otro asesinato en el que se encontró un escarabajo para ver si están relacionados. Por lo tanto, puede que nuestro asesino haya matado, como mínimo, en dos ocasiones, siempre a una mujer joven, y podemos suponer que volverá a matar.

Luego preguntó a los miembros de su equipo si tenían algo de lo que informar.

Potting dijo que había pasado la mayor parte de la tarde en el bufete de abogados en el que Janie Stretton hacía las prácticas. Había interrogado a su jefe, un tal Martin Broom -con el que Grace se tropezó una vez en un juicio, por una agresión durante un caso de divorcio especialmente desagradable-, y a varios de sus colegas. Janie era una joven conocida, trabajadora y seria.

«¿Tenemos todos un lado oscuro?», se preguntó Grace para sus adentros.

– He solicitado un miembro adicional para el equipo -dijo-. Y quiero que alguien de la Unidad de Delitos Tecnológicos inspeccione su portátil con lupa -dijo. Luego se volvió hacia la detective Boutwood-. Emma-Jane, siento encargártelo a ti, pero quiero que organices una búsqueda de todas las imágenes de cámaras de seguridad que haya del martes por la noche en la zona de Brighton. Puedes solicitar refuerzos. Buscarás a esta chica. -Dio un golpecito a la fotografía de Janie Stretton que había puesto en circulación a través de la prensa-. Esa noche salió por cuarta vez con un hombre llamado Anton, o como se llame en realidad. Alguien tuvo que verlos. -Luego se dirigió al detective Nicholl-. Nick, quiero que organices un equipo de agentes de apoyo a la comunidad y agentes especiales para que vayan con esta foto a todos los restaurantes, bares y pubs de Brighton y Hove, a ver si alguien la ha visto. ¿De acuerdo?

El larguirucho asintió.

– Bella -dijo Grace-. El padre de Janie Stretton me ha dicho que su último novio se llamaba Justin Remington, es un promotor inmobiliario de Londres. Encuéntrale a ver qué tiene que decir.

La sargento asintió.

– Emma-Jane, ¿cómo te ha ido con los proveedores de insectos tropicales?

– He localizado dieciséis en todo el Reino Unido. Algunos sólo trabajan a través de Internet, pero he encontrado siete criadores. Hay uno en Bromley, en el sur de Londres, que parece muy interesante. Recibió el encargo de suministrar un escarabajo pelotero hace algo más de diez días. A un hombre con acento de la Europa del Este.

– ¡Bingo! -dijo Grace-. ¿Y?

– He quedado mañana con él.

– Iré contigo.

Entonces, Grace consultó sus notas.

– Norman, nos hemos llevado el contestador automático del piso de la víctima. Los técnicos van a examinarlo. Quiero que compruebes cualquier información que extraigan de él.

– ¿Hay alguna tía buena?

– Buscaré a alguien que te ayude si encuentras algo.

– Me gusta bastante cómo suena esta agencia, si tiene a nenas del calibre de Janie Stretton en su agenda.

Grace pasó de él. Su comentario no merecía ni respuesta.

– Os veo a todos aquí mañana a las ocho y media -dijo-. Siento estropearos el fin de semana.

En concreto, evitó mirar a Glenn Branson. La mujer de Glenn estaba cada vez más harta con las horas que consumía el trabajo policial. Pero era lo que él había elegido, pensó Grace. Entrar en la policía de Su Majestad era como enrolarse en el Ejército. Dedicabas tu vida a tu trabajo.

De acuerdo, quizá no aparecía escrito exactamente así en el contrato, pero era la realidad. Si uno quería tener vida propia, se había equivocado de profesión.

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