Capítulo 25

Tom prácticamente no había trabajado nada en toda la mañana. Se había quedado sentado a su mesa en su despacho con un montón de e-mails sin responder amontonándose en la pantalla; había atendido algunas llamadas que entraron para él, y también había repasado con cuidado una lista de presupuestos para los Rolex Oyster de Ron Spacks, pero el resto del tiempo había estado pensando. Pensando.

Le daba vueltas a la cabeza, pero no sacaba nada en claro.

Esa llamada de anoche de Chris para decirle que habían entrado a robar en su casa.

«En realidad, parece que sólo se han llevado una cosa… Tu CD…»

Perdón, pero había estado en el despacho que Chris Webb tenía en su casa y era increíble la de cosas que tenía allí. No sería difícil perder un CD, tenía docenas tirados por todas partes.

Sin embargo, pensó Tom, a alguien no le gustaba que tuviera el CD, y le habían destrozado el ordenador dos veces para decírselo. ¿Así que lo habían recuperado? ¿Chris Webb había intentado reproducirlo y los había puesto sobre aviso?

Si el propietario del CD, fuera quien fuera -el capullo del tren-, ahora lo había recuperado, ¿se había acabado el problema?

¿Quizás el capullo estaría otra vez en el tren esta noche? Pero Tom lo dudaba; en todos los años que había ido al trabajo en tren nunca lo había visto. Además, no estaba muy seguro de qué haría, si se acercaría a él y le gritaría o si tendría demasiado miedo para decirle algo.

Todavía no le había contado nada a Kellie. Era mejor callar, mantenerse al margen. No habían recibido más llamadas, lo que significaba que había entendido la advertencia, esperaba.

El tenía muy claro que había captado el mensaje.

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