Los consejos de numerosos lectores enriquecieron y afinaron esta novela, y me gustaría dar las gracias a Paul Budnitz, Mary Pat Dunleavey, Matthew Grimm, Sue Laizik, Michael Seidel, Al Silverman, Brian Stokes, y Chloe Wheatley por sus buenas críticas y por su atención. Me gustaría agradecer en particular a Laurie Gwen Shapiro por sus consejos, su ánimo y su generosidad de espíritu; ha alimentado este proyecto como si fuera suyo, y sin su ayuda este libro podría no haber existido nunca. Me gustaría darle las gracias a Joseph Citarella, que me proporcionó una extraordinaria cantidad de información acerca de la vestimenta del siglo XVIII. También estoy en deuda con Kelly Washburn y con la organización Partnership for Jewish Life por su abierto apoyo a la ficción judía.
He contraído una deuda considerable con el Departamento de Inglés de la Georgia State University, que no sólo me introdujo en el campo de los estudios del siglo XVIII sino que además impulsó mi trabajo con entusiasmo sincero y abundante. Más recientemente, debo dar las gracias al Departamento de Literatura Comparada de la Universidad de Columbia por sus muchos años de apoyo, tanto financiero como académico.
No puedo agradecer lo suficiente el apoyo de Liz Darhansoff y el de todos los demás en la Agencia Darhansoff y Verrill, quienes creyeron en este proyecto desde el primer día y trabajaron mucho y muy duro por él. Mi editor, Jon Karp, ha conducido y acogido esta novela maravillosamente, y le estoy agradecido por su aguda percepción, su buen humor, y su tremendo aliento. También me gustaría dar las gracias a Ann Godoff, Jean-Isabel McNutt y Andy Carpenter de Random House.
Finalmente, por razones que ni puedo ni es necesario que enumere aquí, les doy las gracias a mi mujer, Claudia Stokes, a mi muy querido amigo Godot Liss y a mi familia.