Agradecimientos

Esta novela se centra en una mujer metida en el papel de un héroe. Los héroes no abundan, pero he tenido la buena fortuna de haberme encontrado con algunos en mi vida, y quisiera nombrarlos aquí.

En primer lugar, estoy en deuda con Jane Johnson, sobre todo por su excepcional paciencia, su agudo e inagotable talento como editora, y su negativa a aceptar aquello que no fuese lo mejor de mí. Sin sus inspirados comentarios y propuestas, este libro sencillamente no existiría. También debo dar las gracias a su colega en Harper Collins UK, Emma Coode, por todas sus sabias observaciones. Ambas han ayudado mucho a mejorar esta novela.

También estoy profundamente agradecida a mi heroico agente estadounidense, Russell Galen, por su paciencia de santo, su constante apoyo y firme consuelo; asimismo, doy las gracias a mi agente extranjero, Danny Baror, por su incomparable tenacidad como mi representante. Estos dos caballeros son brillantes negociadores; soy muy afortunada al tenerlos a mi lado.

El mayor héroe de todos es mi marido, George. George ha soportado con buen humor aquello que ningún compañero debería soportar: ayudar a una novelista extremadamente maniática a editar su voluminoso manuscrito. Su ojo para descubrir incoherencias y frases repetidas es incomparable, y ofreció numerosas ideas (de las que me apropié alegremente) para dar vida a las escenas aburridas de la novela. (Sus propuestas para la noche de bodas de Sancha y Jofre ayudaron a que el encuentro fuese mucho más vivo.) A lo largo de los veintitantos años que llevo escribiendo, George ha sido llamado a prestar servicio innumerables veces durante cada etapa de la obra. Te doy mis más sinceras gracias, cariño, aunque sé que sirven muy poco para aliviar el dolor.

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