Soneto XXIX

Vienes de la pobreza de las casas del Sur,

de las regiones duras con frío y terremoto

que cuando hasta sus dioses rodaron a la muerte

nos dieron la lección de la vida en la greda.

Eres un caballito de greda negra, un beso

de barro oscuro, amor, amapola de greda,

paloma del crepúsculo que voló en los caminos,

alcancía con lágrimas de nuestra pobre infancia.

Muchacha, has conservado tu corazón de pobre,

tus pies de pobre acostumbrados a las piedras,

tu boca que no siempre tuvo pan o delicia.

Eres del pobre Sur, de donde viene mi alma:

en su cielo tu madre sigue lavando ropa

con mi madre. Por eso te escogí, compañera.

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