Soneto XLVII

Detrás de mí en la rama quiero verte.

Poco a poco te convertiste en fruto.

No te costó subir de las raíces

cantando con tu sílaba de savia.

Y aquí estarás primero en flor fragante,

en la estatua de un beso convertida,

hasta que sol y tierra, sangre y cielo,

te otorguen la delicia y la dulzura.

En la rama veré tu cabellera,

tu signo madurando en el follaje,

acercando las hojas a mi sed,

y llenará mi boca tu substancia,

el beso que subió desde la tierra

con tu sangre de fruta enamorada.

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