FRACASO

– Punto de control ocho hace cuatro minutos -dijo Pendecki.

Winsloe echó un vistazo por sobre su hombro hacia mí, el entusiasmo infantil volvía a sus ojos -Así que ya sabes, no uso el rastreo de los puntos de control cuando cazo. No es muy deportivo, camarada. El sistema de cámara ni siquiera fue mi idea. Tucker insistió en ello. ¿Conoces a Tucker? ¿El guardia principal?

Asentí con la cabeza, mis dientes castañeteaban. Me dije que no hacía frío, pero no podía dejar de temblar.

– Militares de la vieja escuela. Tan rígidos que ni siquiera se puede contar con perros. Después de que el chamán se fugó, él supuso que necesitábamos estas cámaras en el camino. Más tarde, cuando atrapamos a Lake, decidí que las cámaras podrían ser prácticas en mis cazas. Como dije, no las usamos para rastrear, sino para asegurarme que él se mantiene dentro del perímetro del campo de entrenamiento. Tenemos millas para correr antes de alcanzar el límite de la propiedad, pero imagino que los werewolves son monstruos que podrían ser capaces de correr bastante lejos.

– ¿Y si realmente consigue llegar tan lejos? ¿Le dejarás ir?

– Oh, seguro. Cien metros más allá del perímetro es libertad. Esa es mi regla. Por supuesto con estas cámaras, nos aseguramos más o menos que nunca llegará tan lejos.

– Punto de control doce, señor. Lamento interrumpir, y estamos bastante cerca para que no haya ninguna tardanza en la señal.

– ¿Él sólo lo pasó?

– Afirmativo.

Winsloe sonrió abiertamente-.Aprieta el paso, entonces.

Como grupo, trotamos a lo largo del camino.

– Punto de control doce otra vez, señor.

– Rodeando -festejó Winsloe-. Perfecto. Buen perrito. Espera ahí mismo.

– Subimos a doce…

Winsloe levantó su mano para que nos detuviéramos. Su cabeza se balanceaba en la oscuridad. Entonces señaló al nordeste, donde yo podía oler a Lake a aproximadamente setenta pies de distancia. La maleza chisporroteó. La sonrisa de Winsloe se ensanchó. Metió la mano en su chaqueta. Con su otra mano, hizo una compleja serie de movimientos. Los guardias asintieron con la cabeza. Los dos de adelante levantaron sus rifles. Los dos de atrás silenciosamente estuvieron pusieron los suyos sobre la tierra y sacaron sus pistolas de debajo de sus abrigos. Winsloe sacó una granada de su chaqueta. Se dio vuelta hacia mí con una sonrisa y un guiño, como si no hubiera estado contemplando mi muerte sólo minutos antes.

Winsloe sacó el seguro de la granada y la lanzó por el aire. En el momento en que la liberó, los guardias de la retaguardia corrieron, en sentidos contrarios, alrededor del camino de la granada. Los guardias delanteros apuntaron sus rifles más lejos. Cuando la granada detonó, los guardias hicieron fuego. El bosque explotó con la capacidad armamentística.

– Corre, hijo de puta, corre -rió Winsloe. Me sonrió abiertamente-. ¿Crees que eso lo asustará?

– Si no lo mató…

Winsloe rechazó mi pesimismo, luego hizo una pausa y sonrió abiertamente -¿Oyes eso? Se está moviendo. Silencio, muchachos. Tenemos un corredor.


***

El caos siguió a esto. Al menos para mí esto era el caos. Seis humanos corriendo medios ciegos a través del espeso bosque tras un werewolf aterrorizado no era mi idea de una búsqueda elegante. Mientras más corríamos, más ruido levantábamos, más asustábamos a Lake, y más corría él. Un círculo vicioso que se terminó sólo cuando Winsloe se detuvo, jadeando y apoyándose contra un árbol.

– Tengo que darle una posibilidad para cambiar forma -respiró con dificultad Winsloe.

– Buena idea, señor -dijo Pendecki, la oscuridad escondiendo el destello sarcástico en sus ojos de todos excepto de mí.

Winsloe se dobló por la cintura, jadeando-.¿Está el aire más espeso aquí?

– Podría ser, señor.

¿Habíamos subido una colina? Hmmm, no puedo decir que lo noté.

– De este modo, ¿Él cambiaría de forma ahora? -me preguntó Winsloe.

– Debería -dije.

Si no está totalmente agotado, pensé. Con suerte, después de la carrera inicial y esta persecución, Lake estaría demasiado agotado para Cambiar. ¿Por qué esperaba esto? Porque no quería que Winsloe consiguiera su caza. Quería que este juego fuera tan decepcionante como los demás. Si Lake no daba a Winsloe el subidón de adrenalina que deseaba, Winsloe abandonaría a los werewolves como su teóricamente “última” presa y buscaría en otra parte, tal como lo había tenido que hacer después de cazar una bruja y un medio demonio. Si Lake llenara las expectativas de Winsloe, él registraría pronto las otras celdas en busca de otra víctima y, siendo como era la única werewolf restante, no era difícil adivinar en qué lugar recaería su atención. Le gustaría comerme en una tarta y realizaría de un tirón todas sus fantasías, aunque yo sospechaba que Ty Winsloe ponía mas variedad en sus conquistas de caza que en su vida sexual.

Un gemido atravesó los árboles. Winsloe dejó de jadear y levantó la cabeza. Otro gemido, profundo, dolorido. Los pelos de mis brazos se elevaron.

– ¿Viento? -articuló Winsloe.

Pendecki sacudió su cabeza.

Winsloe sonrió abiertamente y nos hizo señas hacia el ruido. Nos arrastramos por el bosque hasta que uno de los guardias de adelante levantó su mano y señaló. A través de los matorrales, algo pálido parpadeaba. Inhalé, luego ahogué un grito ahogado. El olor apestoso del miedo y el pánico inundó el claro, un olor tan fuerte que me pregunté si Lake había perdido el control de sus entrañas.

Winsloe se puso en cuclillas y avanzó poco a poco.

– No -siseé, agarrando la espalda de la chaqueta de Winsloe-. Él está Cambiando.

Winsloe sólo sonrió abiertamente-.Lo sé.

– No quieres ver esto.

La sonrisa se ensanchó-.Sí, quiero.

Una de los guardias anónimos enterró su rifle en mi brazo, golpeando mi mano puesta en la chaqueta de Winsloe. Me di vuelta para fulminarlo con la mirada, pero él ya me había adelantado, alcanzando a Winsloe. Me puse en cuclillas y esperé que detuviera a Winsloe. En vez de eso, el guardia dio vueltas alrededor de él y quitó un haz de vegetación que ocultaba a Lake.

– ¡Jesucristo! -gritó el guardia, saltando sobre sus pies-. ¡Qué mierda…!

A la vez que saltaba, había sacado el helecho de raíz, exponiendo el claro. Una mancha borrosa de carne pálida destelló desde dentro, luego un chillido que hizo mis dientes castañetear. Lake rodaba sobre la tierra, piernas en alto, protegiendo su bajo vientre. Durante un momento, él se movió demasiado rápido como para que alguien viera más que la piel. Entonces se quedó inmóvil y todos vieron más. Mucho más.

Un hocico sin pelos ni labios sobresalía del medio de la cara de Lake, su nariz aún humana grotescamente pegada encima, las fosas nasales llameaban amplias. Sus ojos estaban a los lados de su cabeza en el lugar en que sus oídos humanos deberían haber estado. Sus oídos habían crecido, pareciéndose a los de un murciélago, parados a mitad de camino en la parte superior de su cráneo. Una débil piel palmeaba los dedos de sus manos y sus pies. Un desnudo pedazo de cola se movía entre sus piernas. La rebanada que yo había cortado de su pierna se veía brillante y rosada donde su piel se había estirado hasta el límite de rasgar las costras. Su espalda estaba encorvada y enroscada, su cuello hundido y su cabeza inclinada hacia su pecho.

– ¿Qué mierda le pasó? -gritó el guardia, todavía retrocediendo, su mano yendo a su arma.

La furia me llenó. Esto no era algo que nadie debería ver, la parte más privada de la vida de un werewolf. Este era un werewolf en su momento más vulnerable, desnudo y horrible, un verdadero monstruo, pero desnudo de incluso los medios más básicos de autodefensa. Callejero o no, en aquel momento, Lake era más cercano a mí que estos humanos malhadados y apestosos.

– Está Cambiando -gruñí-. ¿Qué demonios pensaste que parecía?

– No esto -dijo Winsloe, mirando fijamente como un niño ante un espectáculo de monstruos de carnaval-. Mierda santa. ¿Puedes creer esto? Es lo más asqueroso…

El hocico sin labios de Lake se torció en un bramido de dolor. El guardia apuntó su rifle hacia el claro y pinchó a Lake.

– ¡Detengan esto! -Grité, volviéndome hacia el guardia-. Atrás y déjenlo terminar.

Lake se retorció sobre su espalda, sus manos cruzadas protegiendo sus órganos vitales. El guardia empujó su arma hacia delante otra vez. Pendecki se abalanzó sobre él y agarró el arma.

– Ella tiene razón -dijo Pendecki-. Si quiere su caza, señor, yo sugeriría que hiciéramos lo que ella dice. Volvamos y dejémoslo terminar… independiente de lo que haga.

Winsloe suspiró -Supongo eso. Pero algún día tengo que ver eso.

– Espere unos días -dije-. Puede mirar a Sondra Bauer pasar por ello.

– Si vive -Él suspiró, no por la perspectiva de la muerte de su colega, sino porque la idea de su muerte inminente arruinaba su posibilidad de ver un Cambio de werewolf-.De acuerdo. Dejemos de molestar al bruto, Bryce. Media vuelta, muchachos. Retrocedamos.

Pendecki y los otros dos guardias volvieron al claro. Bryce no hizo caso de la orden, pero Winsloe no lo notó, su atención absorbida en el espectáculo ante nosotros. Mientras Lake se mantenía inmóvil curvado en posición fetal, su carne comenzó a retorcerse, como si serpientes estuvieran atrapadas bajo su piel. El pelo brotó, levantándose en una línea recta desde su muñeca hasta su hombro.

– ¡Jesús! -dijo Winsloe.

El pelo se retrajo y Lake convulsionó, gimiendo.

– Regresen -siseé-. Él no puede…

Winsloe agitó una mano pidiendo silencio y avanzó poco a poco. La cabeza de Lake giró como loca, tratando de mirar a Winsloe desde ambos ojos tan separados al mismo tiempo. Su espalda se arqueó y filas idénticas de músculos saltaron de su cuello, engrosándolo a dos veces su anchura. Los tendones pulsaron, crecieron, se encogieron, crecieron, se encogieron. El Cambio se detuvo allí, sólo los músculos del cuello moviéndose desde humano a lobo y de vuelta otra vez.

– ¿Qué va mal? -preguntó Winsloe, no quitándole el ojo a Lake.

Lake estaba pegado entre formas. No le dije esto a Winsloe. No me atreví a abrir mi boca por miedo de que, si me moviera en lo más mínimo, tendría que agarrar a Winsloe por los hombros y arrojarlo en los arbustos, lo cual me ganaría una bala de los guardias. Cuando miré a Lake, recé para que el asimiento se terminara. Que le permitiera volverse lobo o humano. Algo. Cualquier cosa. Él era un maldito, ¿pero morir así? Mis tripas estaban congeladas de sólo pensarlo. La pesadilla subconsciente de cada werewolf debía ser quedarse pegado entre formas, atrapado en ese cuerpo monstruoso, deforme, incapaz de cambiar hacia una u otra forma. El horror más espantoso.

Lake rodó de un lado a otro, jadeando y sudando y haciendo sonidos de dolor horrorosos. Sus músculos se sacudían y hacían espasmos al azar. Sólo su cuello cambiaba de formas, los tendones creciendo y encogiéndose. Tuvo una enorme convulsión, y cayó sobre su costado. Mirándome directamente. Me di vuelta.

– Déle un tiro -dije tranquilamente.

– ¿Qué mierda? -Winsloe trepó para fulminarme con la mirada-. ¿Quién da las órdenes aquí? Tú no me dices qué debo hacer. Nunca.

– Él está atrapado -dije-. No puede terminar y no puede volver atrás.

– Esperaremos.

– Eso no va a…

– Dije, esperaremos.

– Entonces retrocedamos -Me obligué a añadir-, Por favor. Déle un poco de privacidad.

Winsloe gruñó y me lanzó otra mirada letal, pero gesticulo hacia los demás para que retrocedieran, aunque los otros tres guardias ya estaban a diez metros de la espesura. Bryce no pudo resistir un último golpecito. Cuando él empujó su rifle hacia adelante, las manos de Lake volaron a sus costados.

– ¡Mira…! -Comencé.

Con un chillido inhumano, Lake se levantó sobre sus brazos y se arrojó a sí mismo contra Bryce. El guardia disparó. Lake chilló y cayó hacia atrás, golpeó la tierra, y pasó rozando la maleza, dejando un rastro de sangre en su camino como una babosa.

– ¿Qué demonios haces? -bramó Winsloe-. ¡Le disparaste!

– Él atacó…

– ¡Regresa! -gritó Winsloe, escupiendo saliva-. Todos ustedes. Regresen. ¡Ahora!

La maleza crujió. Todos brincaron. Bryce y otro guardia levantaron sus armas.

– ¡Armas abajo! -dijo Winsloe-. ¡Dejen las malditas armas!

Nos congelamos y escuchamos el silencio. El olor de Lake estaba en todas partes. Giré mi cabeza, sintiéndome en casa al olerlo.

– Bien -dijo Winsloe, inhalando profundamente-. Bien, fue una maldita cosa. Ahora, esto es lo que vamos a hacer, y si oigo un maldito disparo más, mejor para mí. Es…

Los arbustos explotaron. Bryce levantó su rifle.

– ¡No te atrevas a hacerlo! -gritó Winsloe.

El cuerpo deforme de Lake voló por el aire. Dos tiros sonaron. Me caí. La tierra se estremeció una vez, luego dos veces más. Un gemido. Un gemido muy humano. Levanté mi cabeza para ver a Bryce a mi lado en la hierba, su cabeza de costado, sus ojos fijos en los míos. Su boca se abrió. La espuma sangrienta burbujeó. Tosió una vez. Entonces se quedó quieto. Quité mi mirada de sus ojos muertos y miré alrededor. Lake estaba a mi otro lado, tenía un agujero sangriento en su frente.

Luché para ponerme de pie, tratando de entender como Lake podría haber matado a Bryce tan rápidamente. Cuando estuve de pie, vi el agujero de bala en el pecho de Bryce. Detrás de él, Winsloe arrojó su pistola al suelo.

– ¿Puedes creerlo? -gritó-. ¿Puedes creerlo? Ordené que no disparara. Una orden directa. Él mató a mi werewolf. Él le pegó un tiro a mi werewolf.

Sólo Pendecki se movió, pero sus miembros no coordinaban. Cayó torpemente, se arrodilló al lado del cadáver de Bryce, sus dedos temblaban cuando sintió su pulso.

– ¡Maldito estúpido! -gritó Winsloe al cielo. Apretó sus puños a sus costados, su cara purpúrea de rabia. Avanzó y le dio una patada al cuerpo de Bryce-. Ordené que no disparara. ¿Oyó alguien que yo ordenaba que no hicieran fuego?

– S-sí, señor -dijo Pendecki.

Winsloe giró hacia mí. Mi corazón se detuvo.

– Llévensela de aquí -dijo-. Llévala de vuelta a su jaula de mierda. Ve. Todos ustedes. Salgan de mi maldita vista antes de que yo… -avanzó a zancadas al lugar donde estaba su pistola en la hierba.

Estuvimos fuera de su vista antes de que se diera vuelta.

Загрузка...