VENGANZA

El perro estaba en la perrera.

Olimos a Winsloe tan pronto como estuvimos a algunos metros fuera del edificio. Exploramos el perímetro mientras susurraba mi plan a Clay. Antes de que terminara, él atrapó mi brazo, deteniéndome.

– ¿Estás segura de esto, querida? -preguntó.

– Oh, estoy segura. ¿Tú no?

Clay me tiró más cerca y junté su rostro con el mío-.Estoy seguro de que quiero hacerlo, y soy estoy malditamente seguro de que el bastardo se lo merece. Ciertamente es justicia poética. ¿Pero es realmente lo que quieres?

– Es lo que quiero.

– Todo bien, entonces. Si hay algún problema, pese a todo, lo mataré.

– No, yo lo haré.

Clay vaciló-.De acuerdo, querida. Si tenemos una opción, él es tuyo. Pero no me contendré si estás en peligro.

– De acuerdo.

Nos dirigimos hacia la perrera.


***

Winsloe estaba sentado en la parte de atrás de la perrera. Su espalda contra la pared, las rodillas elevadas, la pistola entrenada sobre la puerta. Una vez que hubimos determinado su posición observando detenidamente a través de las polvorientas ventanas, elegimos un curso de acción. Obviamente, entrar por la puerta era inadmisible. No éramos antibalas. Ya que la entrada estaba a la izquierda de Winsloe, seleccioné la ventana más cercana a su derecha. Clay me levantó, y con cuidado desenganché los pestillos, saqué el vidrio, y se lo pasé a Clay. La apertura tenía apenas medio metro cuadrado, demasiado pequeña para Clay, entonces tendría que ir sola. Él me levantó más alto, y me metí mis pies primero, esforzándome para oír a Winsloe abajo, listo para gritar que me sacara si él se movía. No lo hizo. Una vez que mi torso pasó por la ventana, agarré el alféizar con ambas manos, me balanceé de lado, y salté, aterrizando en la cabeza de Winsloe y sus hombros. Él gritó. Agarré su arma y la arrojé sobre la cerca de alambre de la jaula contigua.

– Un grito agradable, Tyrone -dije mientras limpiaba la paja de mis vaqueros-. Muy macho.

Clay entró por la entrada -Me pareció más bien un chillido, querida.

Winsloe se giró para contemplar a Clay.

– Sí, este es Clayton -dije-. ¿Se ve bastante bueno para un tipo muerto, eh?

Mientras Winsloe luchaba para ponerse de pie, Clay avanzó a zancadas, lo agarró por el cuello, lo pegó de golpe contra la pared, y lo revisó.

– Desarmado -dijo, dejando caer a Winsloe.

– ¿Qué? -Dije-. ¿Ninguna granada? ¿Ningún arma? Y te llamas a ti mismo un cazador.

– ¿Cuánto quieres? -dijo Winsloe. Su voz era estable, ribeteada más con cólera que miedo-. ¿Cuál es el precio de una vida por estos días? ¿Un millón? ¿Dos?

– ¿Dinero? -Me reí-. No necesitamos el dinero, Tyrone. Jeremy tiene en abundancia y él es más que complaciente a la hora de compartir.

– ¿Un valor neto de tal vez dos millones de dólares? -Winsloe resopló-. Eso no es nada. Aquí está el trato. Me atraparon en un momento honrado. Quiero pagar una prenda. Diez millones.

Clay frunció el ceño-.¿Qué es esto? Nunca dijiste nada sobre un trato, querida. Me prometiste una caza.

– Lo siento, Ty -dije-. Clay tiene razón. Le prometí una caza, y si no lo complazco, se enfurruñará durante días.

– ¿Caza? -La agitación destelló en los ojos de Winsloe, pero rápidamente la desplazó-. ¿Quieren una caza? Bien. Es justo. Como dije, me atraparon. Aquí está el trato, entonces. Déjenme conseguir mi equipo y tendremos una verdadera caza. Si los mato a ambos, gano. Ustedes me dan el esquinazo y ganarán quince millones.

– El hombre tiene pelotas, querida -dijo Clay-. Tenga que darle eso -Él jaló a Winsloe por la parte frontal de su camisa-. ¿Quiere hacer un trato? Aquí está el trato. Te dejamos ir. Corres por tu vida de mierda. Logras salir del campo de juegos y te dejamos ir. Te atrapamos primero, te matamos. ¿De acuerdo?

– Eso no es justo -chisporroteó Winsloe.

Clay echó su cabeza atrás y se rió-.¿Oyes esto, querida? No es justo. ¿No eran esas sus reglas? Las reglas que planeabas usar si cazabas a Elena. Ella sería liberada y cazada por un equipo de profesionales entrenados. Si ella escapaba del campo de juegos, viviría. De otra manera, moriría. ¿Me pierdo algo?

– Esto no es el mismo -dijo Winsloe, fulminándolo con la mirada-. No soy un werewolf. Un humano no puede luchar sin armas.

– ¿Y esos armarios de equipamiento que tienes ahí? -Dije.

– Están cerrados con llave.

– Bien -suspiré-. Voy a hacerlo ‘justo’, entonces. No lo querríamos demasiado fácil. Sin desafío no hay diversión.

Caminé a la jaula contigua y recogí el arma. Al examinarla, entendí como abrir la cámara y tiré las balas al suelo. Entonces volví hacia Winsloe y le di el arma vacía.

– ¿Qué demonios se supone que tengo que hacer con esto? -dijo.

Clay sacudió su cabeza-.Creí que este tipo supuestamente era brillante. Pensemos acerca de esto. Tenemos que Cambiar formas para cazarte. Esto significa que estaremos ocupados un rato. No vamos a dejarte con un arma cargada para que puedas dispararnos mientras Cambiamos.

– Podrías encontrarnos y golpearnos en la cabeza con la pistola vacía -dije-. Pero yo no lo recomendaría. Haremos el Cambio por turnos. Si te acercas a nosotros, te mataremos. Mientras estamos ocupados, tendrás tiempo para hacer algo. ¿Cuánto tiempo? Bien, no voy a decirte eso. Lo que te diré es que tendrás tiempo para hacer algo. Puedes correr por tu vida. O puedes volver al complejo y encontrar munición para esa arma. O puedes correr al armario de equipo más cercano y tratar de accionar la cerradura. O puedes ir al garaje y ver si puedes conseguir que uno de los vehículos inhabilitados funcione.

– Eso es -dijo Clay-. Lo explicamos detalladamente para ti. ¿Bastante justo?

Winsloe miró fijamente a Clat-.Veinte millones.

– Veinte segundos -dijo Clay.

– Veinticinco mill…

– Diecinueve segundos.

Winsloe soltó su mandíbula, miró desde Clay hacia mí, luego salió de la perrera.

– Él se tomó esto notablemente bien -dije cuando Winsloe se hubo ido.

– ¿Decepcionada? -preguntó Clay.

– Debo confesarlo, había esperado que él se orinase en sus pantalones. Pero no es tan malo. Al menos lo intentará. Más desafío.

Clay sonrió abiertamente -Más diversión.


***

No éramos bastante estúpidos para Cambiar en la perrera. Fuimos afuera y encontramos un claro a aproximadamente veinte metros en el bosque. Clay Cambió primero mientras montaba guardia. Luego cambiamos. Cuando terminé, volvimos a la perrera, donde recogí el olor de Winsloe y lo seguí.

Winsloe no había vuelto al complejo. Tampoco había intentado ir al garaje. Él había ido directamente a los bosques, corriendo por su vida o entreteniéndose con la lastimosa esperanza de poder abrir a la fuerza la cerradura en un cobertizo de equipamientos antes de que lo alcanzáramos. Peor aún -al menos, peor para Winsloe -había tomado el camino principal. Si él había trazado su propio rastro por la maleza, nos habría hecho ir más lentos. En el camino amplio, podríamos correr a toda velocidad, lado a lado. Lo cual hacíamos. Había poca necesidad de precaución. Con sólo una pistola vacía, lo peor que Winsloe podría hacer era esconderse en los arbustos y esperar a que nosotros pasáramos corriendo por delante. No era exactamente causa de grave preocupación.

Pasamos la torre de vigilancia. A mitad de camino para liberar el punto dos atrapé un olorcillo a metal. Mi memoria volvió a esa caza inicial con Lake, y recordé la siguiente señal: un armario de equipamiento. ¿De modo que ese era el plan de Winsloe? A menos que él tuviera práctica en forzar cerraduras, él tendría una gran sorpresa. Y nosotros tendríamos una caza muy corta.

Doblé por la esquina y vi el armario delante. Ningún signo de Winsloe. ¿Se había rendido y había corrido? Mientras más me acercaba al cobertizo, noté algo en la tierra. Anteojos de visión nocturna. Al lado de ellos, un cartón de municiones. Y gemelos. Patiné para detenerme. Las puertas del armario estaban abiertas. La luz del sol destellaba de una llave metálica en la cerradura. Winsloe había tenido una llave desde el principio, o sabía donde encontrar una. Ahora estaba armado con Dios sabe que tipo de artillería.

Mientras contemplaba el desastre, Clay me golpeó el hombro, lanzándome contra los arbustos. Una ronda de fuego rompió el silencio. Clay me pinchó más lejos hacia la maleza. Como no me moví lo bastante rápido, él mordió mi anca. Me metí en los arbustos, con el vientre en la tierra. Clay me seguía. Otra ronda de fuego automático regó balas en un amplio arco por encima de nuestras cabezas. Dondequiera que él se escondiera, Winsloe no podía vernos y apuntaba por el sonido. Reduje la marcha a una velocidad lenta, escabulléndome silenciosamente a través de las ramas. Cuando estuvimos fuera de alcance, encontré una espesura y me detuve. Clay avanzó sigilosamente detrás de mí. Él sorbió a lo largo de mi flanco, hasta mi cuello, quitando la sangre. Cuando terminó, lo revisé. Nos habíamos escapado indemnes… hasta ahora. ¿Cuántas armas tenía Winsloe ahora? ¿Cuánta munición? ¿Alguna granada u otras sorpresas? Cuando yo había dicho que quería un desafío, esto no era en lo quq había estado pensando.

Nos acurrucamos en la espesura, no tanto ocultándonos sino quedándonos quietos y seguros mientras encotrábamos la posición de Winsloe. Después de unos minutos, Clay dio un codazo en mi hombro y señaló al nordeste con su hocico. Levanté mi nariz, pero el viento soplaba desde sur. Clay movió las orejas. Escucha, no huelas. Cerré mis ojos, me concentré, y oí un débil arrastre, el sonido de tela rozando contra tela. Winsloe iba al nordeste, al menos a treinta metros de distancia, de vuelta al armario de equipo. Juzgando por el sonido, él arreglaba su equipo o cambiaba a una mejor posición de ventaja, pero se quedaba cerca de un punto. Perfecto. Indiqué a Clay que deberíamos dispersarnos y circular. Él resopló suavemente y salió de la espesura. Cuando salí, él se había ido.

Por el olor de Clay, yo podía decir que él se había ido por la izquierda, de modo que fui a la derecha. Dando a Winsloe un amplio espacio, me arrastré por los arbustos hasta que calculé que estaba justo al norte de él. Entonces reduje la marcha, me hundí, y me arrastré hacia sur. Ahora el viento estaba a mi favor, haciendo volar el olor de Winsloe a mis fosas nasales con cada aliento. Yo debería haber enviado a Clay por este camino. Su sentido del olfato era más pobre que el mío y el viento le habría ayudado. No importaba. Clay se manejaría bien sin la ayuda suplementaria. Él siempre lo hacía.

Otros diez metros pies me acercaron lo suficiente para ver destellos de la chaqueta gris de Winsloe mientras se movía. Husmeando la rierra, olí buscando a Clay y encontré su olor. Siguiéndolo, corrí entre los árboles y recogí el débil centelleo de la piel dorada contra la maleza apagada. Clay estaba más cerca de Winsloe que yo, por lo que me deslicé hacia adelante hasta que hube arreglado la diferencia. Ahora yo podría empujar mi hocico por encima de un arbusto y ver a Winsloe claramente. Él estaba en cuclillas en un claro, las manos apretadas alrededor de un arma automática grande, sus ojos mirando de izquierda a derecha. Mientras observaba, él cambió su posición, girando al sur, contemplando el bosque, luego girando al norte y observando desde ese punto de vista, nunca dejando su espalda a ninguna dirección mucho tiempo. Listo. Muy listo. Mientras él se movía, revisé el claro buscando armas, pero sólo podía ver la pistola. Estaba segura que él había escondido más, probablemente dentro o bajo su chaqueta.

Mientras miraba, oí un gruñido suave a mi izquierda. Era Clay, advirtiéndome que estaba allí, antes de aparecer de repente a mi lado y asustarme. Cuando me di vuelta, él caminó por el último grupo de árboles entre nosotros. Esto no era parte del plan. Resollé y le fruncí el ceño. Él sacudió su cabeza. Con una mirada, yo sabía lo que quería decir. El juego había terminado. Winsloe estaba pesadamente armado, llevando las probabilidades demasiado lejos en su favor. Tiempo para una muerte rápida. Clay hizo un movimiento girando su hocico, luego lo sacudió hacia Winsloe. Otra vez, entendí. Usaríamos el rutinario habitual, aburrido, pero confiable. Clay rodearía el sur otra vez. Yo asustaría a Winsloe y lo conduciría a las mandíbulas de Clay. Exhalé un suspiro canino y esperé hasta que Clay tomara posición. Pero él no se marchó. En vez de eso pinchó mis pies e hizo señas desde Winsloe a mí. Ah, un cambio de rutina. Clay rodearía a Winsloe pro el sur y lo conduciría a mis mandíbulas. Al principio, pensé que Clay era considerado, concediéndome la muerte que yo había pedido. Entonces comprendí que él quería que cambiáramos papeles porque asustar a Winsloe sería más peligroso que matarlo. Bien, supongo que él todavía era considerado, no queriendo que yo volara en pedacitos o algo así. Yo habría discutido el punto, pero quería matarlo a toda costa.

Clay desapareció en el bosque. Rastreé el susurro de sus pasos. Cuando él estaba parcialmente alrededor del escondrijo de Winsloe, Winsloe de repente se puso de pie. Me congelé. ¿Había oído a Clay? Tensa para el ataque, escuché. Todo lo que oí eran los gorjeos normales y los crujidos del bosque. De todos modos, si Winsloe apuntaba el arma en la dirección a Clay, yo saldría de los arbustos en un segundo, toda precaución ida al demonio. Winsloe se enderezó, hizo rodar sus hombros en una flexión, luego miró a los árboles, estirando el cuello y contemplando el cielo. ¿Estaría Clay en posición ya? De ser así, este sería el momento perfecto para atacar. Pero no olí a Clay en la brisa, por lo que todavía debía estar camino al sur. ¡Maldición! Winsloe frotó la parte de atrás de su cuello, luego comprobó su arma, dio una última mirada alrededor, y salió del claro, dirigiéndose al Oeste.

Me acerqué al claro ahora desierto. Cuando alcancé el perímetro, vi a Clay en el lado sudeste, parcialmente escondido en los arbustos. Notándome, él se retiró y desapareció. Segundos más tarde, reapareció a mi lado. Lo miré. ¿Ahora qué? Nuestro objetivo estaba en movimiento. Asustarlo y conducirlo en la dirección apropiada sería diez veces más difícil. Una emboscada sería nuestra mejor opción, pero eso significaba rodear a Winsloe, conjeturar su camino, y encontrar un lugar bien escondido para esperar. Bastante difícil incluso cuando conocíamos el terreno, cercano a lo suicida dado que no lo hacíamos. Por la mirada en los ojos de Clay, él tampoco podía idear un plan decente. Finalmente resopló, se restregó contra mí, luego avanzó en dirección a Winsloe. A por él.


***

Emergimos de un claro a un espeso pedazo de bosque. Delante, la chaqueta de Winsloe colgaba entre los árboles. Moviéndonos con cuidado para evitar grupos ruidosos de hojas muertas, nos arrastramos tras él. Él no se dio vuelta. Se movía rápido. Mientras cogíamos velocidad, el bosque se espesó. La última luz de sol de la tarde perforó el grueso dosel arriba, jaspeando la tierra con manchas de luz. El bosque se terminaba. Camibamos a una galope lento. Winsloe desapareció en una inundación de luz del sol. Un claro. Un gran claro. Olí el aire. El agua. Veníamos al río. Eché un vistazo a Clay. Él gruñó, diciéndome que olía el agua y no estaba preocupado. ¿Winsloe pensaba que podía perdernos en el río? ¿Nadando o empapando su rastro? Eso no funcionaría. Podíamos nadar sólo bien, pero indudablemente mucho mejor que Winsloe. En cuanto a la pérdida de su rastro, era cierto que no podíamos rastrearlo por el agua, pero estábamos tan cerca que no importaba. Incluso si lo perdíamos de vista, yo podría recoger su olor en el aire.

Winsloe caminó por el borde del agua, deteniéndose, y girando rápido, moviendo su arma. No viendo nada detrás de él, dio vuelta al río, lo miró de arriba abajo, luego comenzó a avanzar hacia el banco. Clay resopló con impaciencia. Tan pronto como Winsloe estuvo a diez metros del borde del bosque, no nos atrevimos a acercarnos o él tendría tiempo para disparar antes de que lo derribáramos. Si él caminara al agua y comenzara a andar, podríamos movernos junto a él, quedándonos en los árboles hasta que el bosque se espesara más cerca de la ribera, pudiéndonos acercar lo suficiente para atacar.

Winsloe finalmente dejó de pasear. Se quedó de pie al lado de un enorme roble, echó su cabeza atrás, y sombreó sus ojos para alzar la vista. Entonces él agarró la rama más baja y dio un tirón experimental. Cuando lanzó el arma sobre su hombro, Clay salió del bosque. Winsloe no lo notó. Con su espalda hacia nosotros, él agarró la rama otra vez y se alzó. Precisamente entonces comprendí lo que Winsloe hacía. Se subía al árbol. De acuerdo, a veces soy un poco torpe. Para cuando salté de nuestro escondrijo, Winsloe estaba a cinco metros de tierra. Todavía corriendo, Clay se puso en cuclillas y saltó. Sólo entonces Winsloe lo vio. Él echó un vistazo sobre su hombro una fracción de segundo antes de que los dientes de Clay se hundieran en su rodilla. Winsloe aulló. Dio patadas con su pierna libre, golpeando a Clay en el costado del cráneo. Clay se colgó. La sangre roció su hocico mientras Winsloe colgaba, gritando y luchando para mantener su agarre el árbol. Yo estaba todavía a varios metros de distancia, corriendo a toda velocidad. Yo podía ver surcos profundos en el muslo de Winsloe donde los dientes de Clay habían rasgado su pierna hasta el hueso. Mientras la carne se rasgaba, Clay comenzó a perder su apretón. Bailó sobre sus piernas, no atreviéndose a liberar el tiempo suficiente a Winsloe para conseguir un asimiento fresco. Cubrí los últimos centímetros y salté a la pierna libre de Winsloe. Él pateó exactamente en el momento correcto, alcanzándome en el ojo. Gruñí y retrocedí. Cuando me puse sobre mis patas, el asimiento de Clay resbaló hasta zapato de Winsloe. Antes de que pudiera saltar sobre Winsloe otra vez, su zapato se deslizó y Clay cayó hacia atrás. Winsloe balanceó sus piernas fuera de alcance, subiendo a la siguiente rama, y agarró su arma. Nos escapamos. Una ronda de fuego sonó, pero estábamos atrás, escondidos en el bosque otra vez.

Nos detuvimos detrás de un espeso grupo de árboles. Clay me hizo señas para quedara allí, luego giró y se devolvió para conseguir una mejor perspectiva de la situación. No lo seguí, no porque Clya me hubiera dicho que no -yo nunca había sido buena recibiendo órdenes- sino porque era más seguro que sólo uno de nosotros se arriesgara. Tanto como lamentaba admitirlo, Clay era el mejor cazador. Si yo tratara de ayudar, sólo triplicaría la probabilidad de hacer ruido y ponernos a tiro.

Winsloe trepando a un árbol planteaba un problema. Un gran problema. La próxima vez, tendría mucho más cuidado sobre pedir un desafío. Yo sabía que Winsloe era listo, pero no había esperado que se sintiera tan fresco bajo presión. Considerando lo que yo conocía de Winsloe -esa creída presunción enmascarando un ego fácilmente magullable- yo había pensado que él entraría en pánico cuando comprendiera que su vida estaba en peligro. Tal vez él no pensaba que lo estaba. Tal vez todo esto todavía era un juego para él. Lamentablemente para nosotros, era un juego que él ganaba. Hablando de egos magullados. Primero, nos había engañado y se había armado. Ahora había subido a un árbol, un lugar al cual no lo podíamos seguir. El árbol no sólo lo proveía de seguridad, sino que era una posición ventajosa y perfecta para disparar. Como podríamos siquiera acercarnos…

El bosque explotó en una ráfaga de fuego. Me escapé de mi escondrijo, luego me detuve a mitad de carrera. Yo no debería ir ahí. Estaba segura aquí. Clay estaba seguro conmigo aquí. ¿Pero qué había pasado? ¿Disparaba Winsloe ciegamente? ¿O había visto a Clay?

Otra ronda de rápidos disparos. Luego silencio. Me quedé allí, mis piernas temblando mientras escuchaba. Cuando Winsloe disparó otra vez, casi salté de mi lugar. Lo hacía. Me arrastré hacia el río. Más tiros. Detuve en el borde del borrar, me hundí, y me arrastré hacia adelante hasta que pude ver lo que pasaba. Delante estaba el viejo roble con Winsloe colgado casi a diez metros en él, observando el sur, el arma preparada. Aparte de esto, el claro estaba vacío. Vacío y tranquilo. De repente un crujido de hojas rompió el silencio. Balanceé mi cabeza hacia el norte. Un destello de oro pasó por los árboles. Winsloe se dio vuelta e hizo fuego, disparando al ruido. Clay ya se había ido hace mucho. Un desperdicio de balas. Comprendí cuál era la idea. Hacer que Winsloe vaciara su arma disparando a fantasmas. Un buen plan, y uno en el que yo debería haber pensado… finalmente.

Pensé retirarme de mi escondrijo, pero no podía hacerlo. Yo sabía que sería más seguro dejar a Clay hacer esto solo, pero me volvería loca de preocupación si no podía ver lo que sucedía. Dentro de poco, Clay me olería allí. Él vino y trató de mandarme más profundo en el bosque, pero yo no me desplazaría. Me tiré a tierra, puse mi cabeza sobre mis patas delanteras, y miré fijamente el claro. Él captó la idea. Yo tenía que mirar, estar segura de que él estaba a salvo. Él se conformó con un rápido frotamiento de nariz, luego agarró la espalda de mi cuello con sus mandíbulas, no mordiendo sino pinchando mi cabeza, diciéndome que me quedara aquí y no me levantara. Gruñí mi asentimiento. Él rozó su hocico contra el mío, luego desapareció en el bosque.

Winsloe vació su automática rápidamente, pasando varias recargas de municiones. Entonces sacó una pistola de su chaqueta. Tuvo más cuidado ahora, menos complaciente en gastar balas a meros ruidos en el bosque. Entonces Clay tuvo que ser más audaz. Al principio, sólo había ido cerca del borde del claro, permitiendo a Winsloe ver un destello de piel. Finalmente, sin embargo, ni siquiera eso funcionaba y tuvo que entrar como una flecha al claro. Al llegar ese punto, mis ojos estaban firmemente cerrados. Mi corazón palpitó tan fuerte que casi esperé que Winsloe lo oyera. Finalmente, sin embargo, estuvo terminado. El último tiro salió. Después de varios minutos, Clay salió del bosque, se quedó allí, a clara vista, los músculos tensados, y esperó. Winsloe lanzó la pistola vacía hacia él y blasfemó. Clay se acercó más, lentamente, presentando el objetivo perfecto si Winsloe tuviera otra arma escondida bajo su chaqueta. Nada. Winsloe estaba listo.

Ahora yo tenía un plan. Una buena cosa, también, o mi ego habría estado aún más magullado. Esta era mi caza, y yo no había hecho casi nada, no había hecho ningún proyecto, tomado ningún riesgo. Era mi turno. Mientras Clay se aseguraba que Winsloe estaba desarmado, me arrastré más lejos en el bosque, encontré un lugar apropiado, y comencé mi Cambio.

Menos de diez minutos más tarde, salí al borde del claro y silbé. La cabeza de Winsloe se alzó y él observó el bosque.

– ¿Oyes eso? -llamó a Clay-. Alguien viene. Supongo que no mataste a todos mis guardias después de todo.

Él se inclinó bajo la rama del árbol y miró detenidamente hacia abajo, pero Clay se había ido. Segundos más tarde, Clay salió por el perímetro del bosque y me buscó. Sus ojos me hicieron una pregunta. ¿Quería que él cambiara también? Sacudí mi cabeza, me arrodillé, y susurré mi plan. Mientras hablaba, él se acercó, su piel rozando contra mi piel desnuda. Sin pensarlo, arrastré mis dedos por su espesa piel. Cuando terminé, comprendí lo que hacía y me detuve. Mi rostro se calentó. En raras ocasiones cuando la situación era a la inversa, y yo era un lobo mientras Clay era humano, me preguntaba que pasaría si él me tocaba. Era… bueno, demasiado extraño. Esta vez, cuando me retiré, Clay me dio un golpe en la mano y lamió entre mis dedos, diciéndome que estaba bien. Y lo estaba. Clay era Clay no importaba que forma tuviera. Otro pequeño paso hacia la aceptación de mi propia dualidad.

– ¿Suena bien? -Susurré cuando hube terminado de explicarle mi plan.

Él inclinó su cabeza, considerándolo, luego bufó su acuerdo.

Sonreí abiertamente -No puedes discutir de todos modos, ¿verdad?

Él soltó un gruñido fingido y pellizcó mi mano, luego me mordisqueó los pies. Me puse de pie y nos dirigimos hacia el roble.


***

Cuando salí del bosque, Winsloe había bajado un poco, quedándose a unos metros encima de la tierra, obviamente pensando que Clay se había escapado, pero no dispuesto a descender completamente hasta que la ayuda llegara. Cuándo me oyó llegar, llamó, -¡Aquí! -entonces vio quién era. La desilusión revoloteó a través de su cara. No el temor, sólo desilusión. Viendo a Clay a mi lado, subió a la siguiente rama.

– ¿Cuánto tiempo tienes planeando quedarte allá arriba? -llamé.

– Mientras sea necesario -Sus ojos vacilaron sobre mi cuerpo desnudo, y él dispuso una sonrisa sin sentido del humor-. ¿Esperas atraerme abajo?

– Si tuviera estómago para seducirte yo lo habría hecho mientras estaba atrapada en esa celda.

Su boca se apretó. Asombroso. Incluso acechado por dos werewolves, Winsloe estaba más preocupado por su orgullo que por su vida. Avancé hasta la base del árbol y agarré una rama. Él sólo me miró. Todavía era un juego para él.

Me balanceé en la primera rama. Él subió más alto. Fui a la siguiente rama. Lo mismo hizo él. Bajo nosotros, clay rodeaba el árbol. Dos metros más y el pie de Winsloe resbalaría. La rama que él sostenía cedió a su paso y él se agarró al tronco del árbol buscando apoyo. Después de estabilizarse, observó las ramas restantes arriba.

– Esas no sostendrán tu peso -dije-. Pero no tengas mi palabra como segura.

Él no lo hizo. Él agarró una rama y tiró. Se rompió en su mano. Él vaciló, luego bajó a la rama bajo sus pies hasta que se sentó en ella. Cuando me acerqué lo suficiente, él me dio patadas. Como si yo no hubiera visto que eso vendría. Lo esquivé fácilmente y agarré su pierna herida. Él jadeó y se sacudió hacia atrás, casi cayendo de la rama.

– Si quieres luchar contra mí, adelante -dije cuando subí a su rama-. Pero deberías tener un arma de repuesto bajo esa chaqueta si esperas ganar.

Él no dijo nada. Vacilé en la rama, consiguiendo mi equilibrio. Winsloe se quedó quieto, como si se resignara a esto. Entonces su mano se extendió y golpeó mi tobillo. Agarré la rama de arriba y me estabilicé. La rama bajo nosotros se movió.

– No hagas eso -dije-. Si esta rama se rompe, puedo brincar a tierra. Incluso si tú sobrevives a la caída, no sobrevivirás a lo que espera abajo.

Winsloe murmuró algo e hizo un movimiento para acomodarse, luego cerró de golpe ambas manos en mi muslo. Agarré su cuello, lo arrastré hasta sus pies, y lo golpeé en el tronco del árbol.

– ¿Quiere luchar? -Dije-. De acuerdo, vamos a luchar.

Él no se movió. Su mirada chasqueó hacia abajo. Golpeé su cabeza contra el árbol.

– ¿Pensando golpear mis piernas? No te molestes. Lo haces y ambos caemos. Ahora, por si no lo has notado, no trato de matarte. De hecho, no he puesto una mano sin provocación en ti, ¿verdad?

Una tenue luz de astucia iluminó sus ojos-.Quieres negociar.

– Tal vez.

– Quince millones.

– ¿Pensaba que estábamos en los veinticinco?

– Veinte entonces.

– ¿Ah, entonces así es cómo trabajas? Una vez que muestro algún interés, la oferta disminuye. Un verdadero hombre de negocios.

Su boca se apretó-.Bien. Veinticinco.

Pretendí considerarlo-.Ya sabes, Clay tiene razón. No necesitamos el dinero. Tenemos bastante. Desear más sería avaro.

– Treinta millones.

Lo agarré por el cuello de la camisa y lo balanceé por el costado. Sus pies pelearon por un asimiento, encontrando sólo se aire. Cambié de lado y descansé mi espalda contra el árbol. Cuando él me agarró, lo empujé a la longitud del brazo.

– Ofrece más -dije.

Su boca se apretó. Lo dejé resbalar a las yemas de mis dedos. Él se balanceó, sus cuatro miembros sacudiéndose, convulsionando, repartiendo golpes a diestro y siniestro. Comencé a liberar mi apretón.

– Cincuenta millones -dijo.

– No es bastante -Le dejé resbalar otros centímetros-. Ofréceme todo.

– ¡¿Qué?!

Liberé una mano de su camisa.

– ¡De acuerdo, de acuerdo! ¡Bueno!

Lo agarré y lo estabilicé. Él tragó aire, luego echó un vistazo subrepticio a la tierra y se estremeció.

– Vamos a aclarra esto -dije-. ¿Qué es exactamente lo que ofreces?

– Mis inmuebles. Todo.

– ¿Tus bienes personales? No es bastante bueno. Quiero tus posesiones comerciales también. Cada dólar, cada acción, hasta la última cosa que poseas. Ofréceme eso.

– ¿De q-qué viviría yo?

– Empezarías de nuevo. Eres un tipo listo. Podrías ganarte la vida. Al menos estarás vivo. ¿Es más de lo que podemos decir de Lake y Bryce, verdad?

– Te daré mis posesiones en todo, incluso el Fuego de Promethean.

Lo dejé ir. Él chilló, sus brazos aleteando. Antes de que caer, lo agarré por la camisa, lo levanté, y me incliné.

– ¿Quierea intentarlo otra vez? -dije.

Su camisa se rasgó, sólo unos centímetros, pero el sonido del rasgado sonó en el silencio como una cadena.

– Todo -dijo-. Maldita seas. Toma todo.

– ¿Porque nada es peor que morir, verdad? Dime, Ty, ¿Qué habrías hecho si Armen Haig te hubiera hecho la misma oferta? ¿Prometido todo lo que él tenía? ¿Le habrías dejado vivir?

La camisa de Winsloe se rasgó otro centímetro. Él me contempló, los ojos abiertos, sus labios moviéndose silenciosamente.

– Déjame contestar esto por ti, Ty. Es ‘no’. Él podría haberte ofrecido millones y tú todavía lo habrías matado. ¿Por qué? Porque su muerte valía más que todo el dinero que él podía dar. Los pocos segundos de diversión que su muerte ofrecía valían más.

– Por favor -dijo-. Por favor, voy a…

– ¿Caer? Hah. Demasiado fácil. Tú caerás. Clay arrancará tu garganta. Juego terminado.

– ¡Esto no es un juego de mierda!

Yo ahuequé mi mano detrás de mi oído -¿Qué es esto, Ty? Creo que no te he oído.

– Dije que este no es un juego de mierda. ¡Es mi vida!

– No, es tu muerte. Hey, una idea. No es un juego, sino un programa de concurso. Esta Es Tu Muerte. Ahora, tengo que confesarlo, soy un poco joven para haber visto Esta Es tu Vida. Sólo conozco el título por lo que tendré que improvisar. Cruzarlo con algo que me recuerdo haber visto de niña. Vamos a Hacer un Trato.

Lo saqué de la rama y le ayudé a conseguir su equilibrio, manteniendo mis manos en su camisa.

– Tú- tú quieres negociar -Él limpió el sudor de su cara y tragó en voz alta-. Bien. Bueno. Vamos a negociar.

– ¿Negociar? Infiernos, no. Haré un trato en cuanto al método de tu ejecución, Ty. Vas a morir. Eso es un hecho. La única pregunta es ¿cómo?

– N-no. No. Espera. Vamos a hablar…

– ¿Sobre qué? Me has ofrecido todo lo que posees. No tienes nada más para ofrecer, ¿verdad?

Él me miró fijamente, su boca moviéndose silenciosamente.

– Has ofrecido todo. Rechacé esa oferta. Entonces vas a morir. ¿Por qué? Porque finalmente veo tu punto de vista. Me has convencido. Ver a alguien morir puede valer más que todo el dinero del mundo.

Su rostro fue drenado de sangre, abría y cerraba la boca como un pescado en tierra.

– Detrás de la puerta número uno tenemos la opción más obvia. Te caes de este árbol. Sólo me aseguraré de que Clay no te mate. Y no te dejaré caer, te lanzaré. Con fuerza suficiente para romper cada uno de tus miembro, pero no con fuerza suficiente para matarte. Entonces te amordazaremos y te dejaremos morir, despacio y dolorosamente.

– Detrás de la puerta la número dos…

– No -dijo, su voz casi inaudible-. No. No lo hagas…

– Hey, sólo estoy calentando. ¿Sabes lo que más admiro sobre ti, Ty? Tu creatividad. Tu ingenio. Como darme la opción entre matar a Armen o ser violada por una cuadrilla. Me has inspirado a nuevas alturas de creatividad, así que permanece callado y escucha.

– Opción dos. ¿Recuerdas el vídeo que viste de mí luchando contra Lake? ¿Dónde transformaba mi mano en una garra? ¿Gran broma, eh? Bien, aquí está mi idea. Cambio mi mano y corto tus tripas. No mucho, tal vez arranque un poco del intestino, comenzando un goteo de sangre estable. ¿Conoces lo que dicen sobre las heridas de bala? Que el disparo en las vísceras es el peor. Lleva siempre a la muerte y duele como los fuegos del Infierno. Lo cual, si me preguntas, sería un buen precursor a lo que puedes esperar de tu eternidad. Me agrada esta. Muy apropiada. Al diablo con el juego, voy a elegir ésta.

Pulsé mi mano contra su estómago. Él convulsionó y un olor fuerte y acre llenó el aire. Miré hacia abajo para ver una mancha mojada extenderse por la pierna de su pantalón.

– Mierda, Ty. Sólo bromeaba -Agité mi mano delante de él.

– Páralo -susurró él-. Sólo páralo…

– No puedo. ¿Recuerda Vamos a Hacer un Trato, verdad? Eres de mi edad, así que debes haberlo visto siendo niño. Hay una puerta número tres. Y detrás de esa tenemos… hmmm -Miré alrededor, luego vislumbré algo arriba-. Allí. ¿Ves ese pájaro que vuela al este? ¿Sabes cual es? Un buitre. Un limpiador. Será la última opción. Muerte por el limpiador. Te bajo de este árbol y te estaco a la tierra. Entonces te corto. Montones de pequeñas heridas, rebanadas no letales, sólo lo bastante para extraer sangre. Dentro de poco, conseguirás una vista de primera mano de cada buitre en estos bosques. Ah, y tendré que cortar tu lengua para que no puedas gritar. ¿Una mejora sádica sobre el amordazamiento, no crees? Deberías estar orgulloso de mí, Ty. Soy tu alumna estrella. Oh, hablando de alumnos, no te vendaré los ojos. De esa forma podrás ver a los buitres y a los perros extraviados mientras se alimentan de ti. Bien, hasta que los buitres saquen tus ojos…

– ¡Basta! -Su voz se elevó, casi chillona-. Sé lo que haces. Quieres que yo pida por mi vida. Que te ofrezca más.

– ¿Qué más? Me has ofrecido todo, Ty. Y dije que no.

Sus ojos rodaron, rabioso de miedo y odio -No. No me matarás. Valgo demasiado.

– Tú no vales nada. Sólo tu muerte vale algo para mí.

– ¡No! No lo harás, Elena. Sé que no vas a hacerlo. Quieres asustarme, pero tú nunca…

– ¿Nunca?

– No lo tienes en ti.

– Opción uno, dos, o tres. Elige ahora.

– Me torturas. Eso es todo. Sólo quieres verme retorciéndome. No lo tienes…

Lo agarré por la garganta y lo arrastré de sus pies. Entonces presioné mi cara contra la de él.

– No me digas lo que no tengo en mí.

Gruñí. Vi el terror en sus ojos y lo aprecié. Entonces lo dejé ir. Clay arrancó su garganta antes de que su cuerpo golpeara la tierra.

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