Londres

Sir Ashton estaba sentado a la mesa del comedor, leyendo el periódico mientras tomaba el té. Su secretario personal entró en la habitación y le entregó un teléfono móvil sobre una bandeja de plata. Ashton lo cogió, escuchó lo que su interlocutor le anunciaba y volvió a dejar el móvil en la bandeja. El secretario debería haberse retirado inmediatamente, como era su costumbre, pero parecía querer añadir algo y estaba esperando a que sir Ashton se dirigiera a él.

– ¿Qué pasa ahora? ¿Es que no puedo desayunar tranquilo sin que nadie me moleste?

– El jefe de seguridad desea hablar con usted lo antes posible, señor.

– Pues que venga a verme esta tarde.

– Está en el pasillo, señor, parece que es urgente.

– ¿El jefe de seguridad está en mi casa a las nueve de la mañana? Pero ¿qué significa esto?

– Imagino, señor, que preferirá decírselo él mismo. No ha querido contarme nada, sólo ha insistido en que debía verlo lo antes posible.

– Entonces hágalo entrar y déjese de tanta palabrería, qué pesado se pone usted a veces, y mande que nos sirvan un té a la temperatura adecuada, no este brebaje tibio que me han traído. ¡Vamos, dese prisa ya que es tan urgente!

El secretario se retiró e hizo entrar al jefe de seguridad.

– ¿Qué quiere?

Éste le entregó un sobre cerrado a sir Ashton. El lord lo abrió y descubrió una serie de fotografías. Reconoció a Ivory, sentado en un banco en el parquecito que había frente a su palacete.

– ¿Qué hace ahí ese imbécil? -preguntó Ashton, acercándose a la ventana.

– Estas fotografías se tomaron ayer a última hora de la tarde, señor.

Ashton dejó caer la cortina y se volvió hacia el jefe de seguridad.

– Si a ese viejo loco le gusta dar de comer a las palomas delante de mi casa, es su problema, espero que no me haya molestado a una hora tan temprana por tan estúpido motivo.

– En principio, la operación en Rusia se ha llevado a cabo como usted especificó.

– ¿Y por qué no ha empezado por esa excelente noticia? ¿Quiere una taza de té?

– Gracias, señor, pero debo retirarme, tengo muchas cosas que hacer.

– Espere un momento, ¿por qué ha dicho «en principio»?

– Nuestro hombre ha tenido que abandonar el tren antes de lo previsto. Sin embargo, está seguro de haber alcanzado mortalmente a los dos objetivos.

– Entonces puede retirarse.

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