Capítulo II



Three, four, shut the door[2]

1



A las tres menos cuarto sonó el teléfono.

Hércules Poirot, sentado en un butacón, se hallaba digiriendo tranquilamente el espléndido lunch, y, sin moverse, aguardó a que el fiel George atendiera a la llamada.

Eh bien!—dijo cuando George, con un «Espere un momento, señor», dejaba el auricular.

—Es el inspector Japp, señor.

—¡Ajá!

Poirot acercó el receptor a su oído.

Eh bien, mon vieux —dijo—, ¿cómo le va?

—Eso a usted, Poirot.

—Perfectamente.

—Me han dicho que esta mañana fue al dentista. ¿Es cierto?

Poirot murmuró:

—¡Scotland Yard lo sabe todo!

—¿A... a uno llamado Morley, de la calle Reina Carlota, número cincuenta y ocho?

—Sí —la voz de Poirot había cambiado—. ¿Por qué?

—¿Fue una visita intrascendente? Quiero decir... que no fue usted allí con el propósito de irritarle.

—Naturalmente que no. Tuvo que arreglarme tres muelas, si es eso lo que le interesa saber.

—¿Le pareció que estaba... del mismo humor de siempre?

—Yo diría que sí. ¿Por qué?

La voz de Japp no se alteró al decir:

—Porque poco rato después se disparó un tiro.

—¿Qué?

Japp dijo, irónico:

—¿Le sorprende?

—Sí, francamente.

Japp siguió hablando...

—No estoy muy satisfecho. Me gustaría charlar con usted. Supongo que no le importará venir por aquí.

—¿Dónde está usted?

—En la calle Reina Carlota.

—Me reuniré con usted inmediatamente —prometió Poirot.

Загрузка...