Al alba, por orden de la prefectura de París, la policía uniformada barrió Notre-Dame de la Croix. Llevaron a Mustafa Hamid y a los otros nueve huelguistas a las furgonetas del samu, y de allí a hospitales cercanos.
La prefectura emitió un comunicado en el que decía que la redada había sido ordenada por motivos humanitarios, después de haber oído de boca de los doctores que los atendían en la iglesia que el estado de salud de los huelguistas era alarmante. Sin embargo, el director de los servicios de emergencia de París dijo que los huelguistas habían estado tomando té y agua con azúcar y vitaminas.
«No nos consultaron su evacuación», dijo un médico que prefería permanecer en el anonimato. «El bajo nivel de acetona en la orina no se considera un peligro para su vida, sino una característica del equilibrio ácido del cuerpo en esa fase.»
Por la tarde, todavía nadie había abandonado la iglesia. Siete de los huelguistas salieron por su propio pie del hospital, y volvieron a la iglesia para aplaudir a los otros que habían jurado sustituirlos en la huelga de hambre. Mustafa Hamid estaba entre ellos.