Acabó de marcar el número telefónico y esperó con la frente apoyada en el puño cerrado de su mano libre. Era sábado, así que la respuesta le llegó de inmediato.
– Marisa -le dijo a la telefonista-, ponme con Gaspar.
Otros cinco segundos.
– ¿Mariano? -escuchó la voz de su compañero y jefe de sección.
– Oye, hazme un favor: que me busquen todo lo que haya en documentación acerca del éxtasis, el eva, los casos en Inglaterra de comas y muertes de adolescentes, estadísticas españolas y todo lo relacionado con el tema.
– ¿Dónde estás?
– En el Clínico, con algo muy bueno.
– ¿Qué es?
– Una adolescente en coma por un golpe de calor debido al eva.
– ¿Crees que vale la pena?
– ¿Una buena niña, campeona de ajedrez, limpia, sana? ¿Tú qué crees? Esto es de portada, ¿vale?
– ¿Estando el Campeonato de Europa de fútbol, la reunión de la ONU, lo del Gobierno y…?
– ¿Qué te pasa? Sacamos en portada cuatro o cinco temas. Y te aseguro que éste será uno de mañana. Vamos a remover las conciencias justamente el día en que la gente olvida las suyas en casa para echarse a las carreteras a hacer el hortera.
– Vale, vale. Tú eres el experto -concedió el otro.
– Puedes apostar a que sí -confirmó Mariano Zapata-. Un caso así, a las puertas del verano, será dinamita pura. Vamos a poner a la policía en el disparadero, y a todas las discotecas makineras, que son la tapadera de ese comercio, y a esos niñatos que se pasan el fin de semana bailando con la muerte… -se detuvo un instante y cambió el tono para decir-: ¡Eh, buen titular: «Bailando con la muerte»! ¡Me gusta!
– Eres un caso -se burló Gaspar-. Disfrutas con tu trabajo, ¿eh?
– ¿Me he equivocado alguna vez cuando he dicho que tenía algo bueno?
– No -reconoció su compañero.
– Pues este tema va a dar para toda la semana. Y mucho más con esa chica en coma. Sólo me falta su fotografía.
– ¿La puedes conseguir?
– Creo que sí.
– Si hay foto desde luego es portada -convino Gaspar.
– Cuenta con ella.
– Buena movida.
– Hasta luego. Te tendré informado -se despidió el periodista.