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(Negras: Rey d5)

Máximo veía correr al camello delante de él, pero también le oía.

Su voz, la pasada noche.

– Toma, chico: con esto, Disneylandia.

– Prefiero algo un poco más emocionante.

– Lo que tú quieras, hombre. Todo está en tu mente. Disfruta.

– ¿Por dos mil pelas?

– La llave del Paraíso no siempre tiene por qué costar demasiado.

La llave del Paraíso.

Cuando Eloy hubiera conseguido aquella pastilla, ¡con qué gusto le rompería el alma a aquel hijo de mala madre!

Si lo cogían.

El camello daba la impresión de volar por entre los coches.

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