Jesús predica en la montaña

Un día Jesús salió a recibir a una extensa multitud que había llegado de muy lejos; además de los habitantes de Galilea, había gentes de la región de las Decápolis (situada más allá del Jordán), de Jerusalén y de Judea. A fin de que todos pudieran escuchar sus enseñanzas, subió a las montañas seguido de sus discípulos y de la multitud. Cristo caminaba discretamente entre ellos, y nadie le conocía, pues todos provenían de otras provincias. Llevaba consigo una tablilla y un estilete para anotar las palabras de Jesús.

Cuando hubo alcanzado un lugar prominente, Jesús empezó a hablar.

– ¿Qué predico yo? -dijo-. El Reino de Dios, eso predico. Cada vez está más cerca, amigos míos. Y hoy voy a contaros quién será aceptado en el reino de Dios y quién no, de modo que prestad mucha atención. Es la diferencia entre ser bienaventurado y ser condenado. No hagáis oídos sordos a lo que os digo, porque mucho depende de ello.

«Bienaventurados serán los pobres. Los que ahora nada poseen, pronto heredarán el Reino de Dios.

«Bienaventurados serán los hambrientos. En el Reino serán colmados de buenos alimentos; jamás volverán a pasar hambre.

«Bienaventurados serán los afligidos; bienaventurados los que ahora lloran, porque cuando llegue el Reino serán consolados y reirán jubilosos.

«Bienaventurados serán los que ahora son objeto de desprecio y odio. Bienaventurados serán los perseguidos, los calumniados, los difamados y los exiliados. Acordaos de los profetas, pensad en el mal trato que recibieron y alegraos de que la gente os trate como a ellos, porque cuando llegue el Reino, creedme, inmensa será vuestra dicha.

«Bienaventurados serán los misericordiosos, los bondadosos y los mansos. Ellos heredarán la tierra.

«Bienaventurados los limpios de corazón que no piensan mal de los demás.

«Bienaventurados los que fomentan la paz entre enemigos, los que resuelven amargas disputas. Ellos son los hijos de Dios.

«Mas no os confiéis y recordad esto: los hay que serán condenados, que nunca heredarán el Reino de Dios. ¿Queréis saber quiénes son? Aquí los tenéis:

«Condenados serán los ricos. Ya han recibido todo el consuelo que van a obtener.

«Condenados serán los que ahora tienen el estómago lleno. Eternamente padecerán los retortijones del hambre.

«Condenados los que contemplan indiferentes la pobreza y el hambre y miran hacia otro lado con una sonrisa en los labios; su aflicción será ilimitada; llorarán toda la eternidad.

«Condenados los que son elogiados por los poderosos, los adulados y halagados en voz alta en lugares públicos. En el Reino no habrá lugar para ellos.

La gente aclamó las palabras de Jesús y se aglomeró un poco más a su alrededor para seguir escuchando lo que tenía que decir.

Загрузка...