Las muchachas prudentes y las muchachas necias

La Pascua estaba cerca y eso instaba a la gente que escuchaba a Jesús a preguntar otra vez sobre el Reino: ¿Cuándo llegará? ¿Cómo lo sabremos? ¿Qué debemos hacer para prepararnos?

– Será como esto -les dijo-. En una boda, diez muchachas cogieron sus lámparas y salieron a recibir al novio e invitarle a pasar al banquete. Cinco de ellas se limitaron a coger sus lámparas, sin aceite de repuesto, mientras que las otras cinco, más precavidas, se llevaron algunos frascos de aceite.

»E1 novio no llegaba y el tiempo seguía pasando, y a las muchachas les empezó a entrar sueño y cerraron los ojos.

»A medianoche alguien gritó: "¡Ya llega! ¡El novio ya está aquí!".

»Las muchachas despertaron de golpe y procedieron a arreglar sus lámparas. Podéis imaginar lo que ocurrió: las necias descubrieron que se les había terminado el aceite.

»"¡Dadnos de vuestro aceite!", dijeron a las otras. "¡Mirad, nuestras lámparas se apagan!".

»Dos de las muchachas precavidas compartieron su aceite con dos de las necias, y las cuatro fueron admitidas en el banquete. Dos de las prudentes se negaron a compartir su aceite y el novio les cerró la puerta junto con dos de las necias.

«Entonces, la última muchacha prudente dijo: "Señor, hemos venido a celebrar tu boda, cada una de nosotras. Si no nos dejas entrar, prefiero quedarme fuera con mis hermanas, incluso después de que se me acabe el aceite".

»Y por ella el novio abrió las puertas y admitió a todas las muchachas en el banquete. Ahora bien, ¿dónde estaba el Reino de los cielos? ¿En la casa del novio? ¿Eso creéis? No, estaba fuera, en la oscuridad, con la muchacha prudente y sus hermanas, incluso después de que se le hubiera acabado el aceite.

Cristo anotó cada una de las palabras y decidió que mejoraría la historia después.

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