Capitulo 44

Jerusalén, viernes, una hora antes

Primero oyó el doble clic, la señal de que estaban hablando a través de una línea segura. Como siempre, el jefe fue directo al grano.

– Lo que me preocupa es que las cosas se están desmadrando.

– Lo entiendo.

– Está claro que necesitamos esa tablilla.

– Sí.

– Me refiero a que la necesitamos ahora. Esto es de locos.

El remedio empieza a parecer peor que la enfermedad.

– Sé lo que parece. -Oyó un profundo suspiro al otro lado del hilo.

– ¿Cuánto tiempo más cree que debemos conceder a este asunto.

Ese era el inconveniente de un trabajo como aquel, trabajar para quien tomaba las grandes decisiones. Ese tipo de personas siempre esperaban una acción inmediata, como si el mero hecho de murmurar que algo podía ocurrir fuera suficiente para que ocurriera. Tarde o temprano todos los líderes políticos se volvían así y acababan considerando sus palabras como actos divinos. «He dicho que se haga la luz, ¿cómo es que no hay luz?»

– Bueno, ahora que hemos empezado, no veo cómo podemos parar. Ya ha visto lo último. Hizbullah está lanzando cohetes en plena noche sobre pueblos y ciudades para aumentar el riesgo de que haya víctimas. No podemos permitir que dicten nuestras acciones.

– ¿Qué sabemos de Costello? ¿Ha conseguido algo?

– La seguimos muy de cerca. Creo que está haciendo progresos. Y lo que ella sabe, nosotros lo sabemos.

Otro suspiro.

– Necesitamos hacemos con esa tablilla. Tenemos que saber lo que hay escrito en ella antes que ellos. Así podremos ser los primeros en actuar, determinar los acontecimientos. -Como sabe, cabe la posibilidad de que nadie logre hacerse con ella. Ni ellos ni nosotros. -¿A qué se refiere?

– A que Costello puede conducimos hasta la tablilla o puede fracasar. Esa tablilla podría haber desaparecido junto con Shimon Guttman. Entonces sería como si ese asunto nunca se hubiera planteado.

La voz al otro lado de la línea no necesitaba oír más. Podía juntar las piezas.

– Eso no estaría mal.

– Sería casi una victoria para ambos bandos.

– Si Costello la consigue, nosotros la conseguimos. Si no la consigue… Si Costello, por alguna razón imprevista, no logra sacar adelante su misión, nadie la conseguirá. Problema resuelto. -Podría ser.

– De acuerdo. Volveremos a hablar por la mañana.

Oyó el familiar segundo clic, cortó la comunicación y repasó sus contactos hasta dar con el número del equipo de vigilancia encargado de Guttman y Costello. Le pasaron la comunicación al instante.

– ¿Tiene a los sujetos a la vista? Bien, tenemos que hablar de un cambio de planes.

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