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Linda bajó al camino, a su encuentro. La joven se movía con la espasmódica inseguridad de un potrillo nervioso. Su joven rostro aparecía desfigurado por las profundas sombras que rodeaban sus ojos. Sus labios estaban secos y agrietados.

—¿Qué sucedió?... ¿Qué dijeron? —preguntó casi sin aliento.

—La investigación se ha aplazado por quince días —contestó el padre.

—¿Eso significa que... que no han decidido nada?

—Sí. Se necesitan más pruebas.

—Pero... pero, ¿qué piensan ellos?

Marshall sonrió.

—Oh, querida, ¿quién lo sabe? ¿Ya quién llamas tú «ellos»? ¿Al fiscal, al jurado, a la policía, a los periodistas, a los pescadores de Leathercombe Bay?

—Yo me refiero a la policía —contestó lentamente Linda.

—Pues si la policía piensa algo, no parece dispuesta a revelarlo por el momento.

Después de pronunciada la frase, Marshall apretó los labios y entró en el hotel.

Rosamund Darnley se disponía a seguirle cuando Linda la detuvo.

—¡Rosamund!

Rosamund se volvió. La muda súplica del rostro de la muchacha la conmovió. Pasó su brazo por debajo del de Linda y ambas se alejaron del hotel, siguiendo el sendero que conducía al otro extremo de la isla.

—Trata de no pensar mucho, Linda —dijo Rosamund dulcemente—. Comprendo que ha sido una emoción terrible para ti, pero es inútil atormentarse por estas cosas. Sólo es el horror de la desgracia lo que influye en tu ánimo, porque tú no querías a Arlena..

Sintió el temblor que agitó el cuerpo de la muchacha al contestar:

—No, no la quería...

Rosamund prosiguió:

—El sentir pesar por una persona es diferente... uno no lo puede remediar. Pero se pueden dominar la emoción y el horror no dejando que nuestra imaginación piense sin cesar en ello.

—Usted no comprende —dijo vivamente Linda.

—Ya lo creo que comprendo, querida.

—No, usted no comprende. ¡Y Cristina tampoco! Ustedes dos han sido muy buenas conmigo, pero no pueden comprender lo que siento. Creen que es algo morboso... que me obstino en pensar en lo que no debo. —Hizo una pausa y continuó—: Pero no es eso. Si usted supiese lo que yo sé... si usted supiese...

Rosamund se paró bruscamente. Su cuerpo no tembló. Se irguió, por el contrario. Miró fijamente a la joven unos momentos. Luego desenganchó su brazo del de Linda.

—¿Que es lo que sabes tú, Linda? —preguntó.

Linda movió la cabeza:

—Nada —murmuró la joven.

Rosamund la cogió por el brazo. La presión de los dedos le hizo daño y Linda trató de desprenderse.

—Ten cuidado, Linda. Ten cuidado —dijo Rosamund. Linda había palidecido intensamente.

—Siempre tengo mucho cuidado —murmuró.

—Escucha, Linda: lo que te dije hace unos minutos tiene también aplicación a esto... y con mucha razón. Borra este asunto de tu imaginación. No pienses más en él. Olvida... olvida... ¡Lo conseguirás si lo intentas! Arlena está muerta y nada puede volverla a la vida... Olvídalo todo y vive en el futuro. Y sobre todo, refrena tu lengua.

Linda se estremeció.

—¿Es que lo sabe usted todo? —preguntó.

—¡Yo no sé nada! —replicó Rosamund enérgicamente. —En mi opinión un loco vagabundo penetró en la isla y mató a Arlena. Esta es la solución más probable. Estoy completamente segura de que la policía tendrá que aceptarla al final. ¡Esto es lo que tuvo que Suceder! ¡Esto es lo que sucedió!

—Si papá...

—No hables de tu padre —la interrumpió Rosamund.

—Iba decir una cosa. Mi madre...

—¿Qué?

—¿Es cierto que fue procesada por asesinato?

—Sí.

—Y papá se casó luego con ella. Eso parece indicar que papá no cree realmente que el asesinato sea siempre una cosa muy mala.

—No digas esas tonterías... ¡ni siquiera a mí! —replicó vivamente Rosamund—. La policía no ha averiguado nada contra tu padre. Tiene una coartada que nadie podrá desvirtuar. Está perfectamente a salvo.

—¿Es que creyeron al principio que papá...? —musitó Linda.

—¡No sé lo que creyeron! —atajo Rosamund—, Pero ahora saben ¡qué él no pudo ser! ¿Comprendes? ¡Él no pudo ser!

Hablaba con autoridad, fijos los ojos en los de Linda. La muchacha dejó escapar un largo suspiro.

—Pronto podréis marchar de aquí —añadió Rosamund—. Lo olvidarás todo... ¡todo!

Nunca olvidaré —replicó Linda con inesperada violencia y decisión.

Se volvió bruscamente y echó a correr hacia el hotel. Rosamund quedó como petrificada.

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