Con toda mi Gratitud:
A Helen Heller, mi agente, sin la cual no existiría la serie Mujeres de otro mundo.
A Anne Collins, mi editora en Random House, Canadá, quien supo siempre hallar la solución para todas las crisis que surgieron en mis manuscritos.
A Antonia Hodgson, mi editora en Time Warner, Inglaterra, por su permanente entusiasmo y sus maravillosas sugerencias.
A Anne Groell, mi editora en Bantam, Estados Unidos, por haberse interesado en este libro y por lograr que el paso a Bantam fuera tan sencillo.
Por último, a todos los lectores que me han enviado correos electrónicos con elogios para esta serie. Sus mensajes hicieron que mis días de trabajo fueran mucho más luminosos y que escribir me resultara muchísimo más fácil.