Capítulo 24

Sábado, 11. 37 h, Manhattan


2 VERTICAL: MOISÉS HACIA BOND.


Después de que TC hubiera descifrado ya un código, aquel mensaje no le provocó perplejidad -Will sabía que resolvería su significado en breves momentos-, pero resultaba inquietante. Aquella serie de incoherencias quizá estuviera a punto de decirle algo. ¿Y si alguna de aquellas palabras se traducía como «Beth»?

TC cogió el móvil y empezó a teclear números, pero de repente se detuvo.

– Dos puede ser «A», «B» o «C». Sin embargo, la alternativa para «vertical» solo es «vertical». Debe de tratarse de un sistema diferente.

– Es una clave de crucigrama.

– ¿Qué?

– Sí. Mira, «2 vertical» es como «4 horizontal» o «3 vertical». Es una clave de crucigrama.

– De acuerdo, ¿qué significa lo de «Moisés hacia Bond»? ¿Supone algún tipo de movimiento, como si tuviéramos que llevar a Moisés hasta Bond? Además, ¿qué demonios es Bond?

– ¿James Bond? ¿Podría tratarse de un número, ya sabes, cero-cero-siete? -TC parecía perpleja-. Quizá es siete menos dos, lo cual nos daría cinco.

– Y eso nos daría los cinco libros de Moisés, pero no sé si vale como pista. Escucha, tengo frío. -Seguían en plena calle-.Allí -dijo TC señalando un McDonalds.


Con una hamburguesa de beicon en una mano y un bolígrafo en la otra, TC estaba escribiendo combinaciones de números y letras.

– ¿Qué me dices de Bond Street? -propuso Will caminando alrededor de ella-. «Lleva a Moisés a Bond Street.»

TC lo fulminó con la mirada.

– Vale, vale, no he dicho nada.

– Mira, examinemos esto a fondo -dijo ella subrayando con una línea todo lo que había escrito-. ¿Qué le contestaste a YY tras su primer mensaje?

Will, que tenía la boca llena, se quedó petrificado justo cuando se disponía a coger unas cuantas patatas fritas.

– No le contesté.

– ¿Cómo dices?

– Pensaba hacerlo. Me disponía a hacerlo, pero entonces oímos aquellas noticias de Bangkok y todo quedó olvidado.

Will casi esperaba que TC lo pillara en aquel desliz propio de aquellos a quienes ella solía definir como «cobardes pasivos». «Todo quedó olvidado» era la manera cobarde que Will tenía de decir que él se había olvidado. (TC acuñó ese término en honor de una antigua compañera de piso que, desesperada por el estado de la cocina que compartían pero demasiado tímida para acusarla directamente, anunció: «Los platos no se han lavado».)

Aquel pensamiento despertó un recuerdo en el que Will no había pensado en años: la gramática alternativa que TC y él habían inventado para reflejar cómo se utilizaba realmente el lenguaje y de qué modo funcionaban las emociones. Naturalmente, estaba el «pasivo-agresivo» y uno de los favoritos de Will, el «pretérito demasiado perfecto» que desplegaban los consumidos por la nostalgia. La presión que causaba el hecho de regalar, especialmente pronunciada en Navidad, era inevitablemente «presente-insistente». «¡Qué perversos éramos!», se dijo Will mientras revisaba en su mente las agudas chanzas que él y TC compartieron mientras vivían juntos.

– Bueno, pues entonces es aún más intrigante -repuso TC haciendo caso omiso del desliz de Will-. Esto no es ninguna contestación, sino un segundo mensaje enviado voluntariamente; e indica que Yosef Yitzhok tiene cierta urgencia: dos mensajes en una misma mañana.

– El primero podría ser de ayer por la noche, pero, vale, ¿por qué iba a ser este urgente?

– No lo sé. -La voz de TC sonaba apagada. Estaba distraída: había cogido el móvil de Will y lo examinaba mientras daba ocasionales sorbos a su batido de chocolate sin apartar la mirada. Cuando por fin salió de su ensimismamiento murmuró-: Él tenía prisa.

Empezó a teclear, después escribió y volvió a teclear. Una leve sonrisa de satisfacción apareció en su rostro seguida de un fruncimiento del entrecejo. Ya estaba. Le pasó la hoja a Will.


DOS MENOS. MÁS POR LLEGAR.


Ambos se miraron en silencio mientras el placer de haber descodificado el mensaje cedía ante el desengaño de su perplejidad.

– Está jugando con nosotros -dijo Will-. Es como si dijera: «Has resuelto dos mensajes, te voy a enviar más» mientras lo sigamos haciendo… ¿Y qué?

– Necesitamos hacerle saber que lo entendemos, pero nos hace falta más información. No nos interesa ofenderlo. Si está intentando ayudarnos será mejor que esté contento. Envíale una respuesta.

Will cogió el móvil y miró a TC con ojos en los que se leía: «Espero que estés en lo cierto».Tecleó:


Gracias, no voy a dejarlo. Quiero saber más. ¿Puedes decirme algo?


Todo lo que podían hacer era aguardar. TC parecía convencida de que un McDonalds era un lugar lo bastante anónimo para servir de escondite, pero Will sospechaba que tenía otro motivo: no lo quería en su casa.

Pero en algún sitio debían esperar. Si los hasidim no iban a contestar hasta después de la puesta de sol, hasta que tres estrellas aparecieran en el cielo o hasta que ocurriera quién sabe qué, a ellos solo les quedaba confiar en que Yosef Yitzhok les enviara otro de sus fascinantes mensajes.

Llegó casi una hora después, y a primera vista tenía tan poco sentido como los precedentes.


WET NOSE DEBUGS ROOM.


Esa vez, fue Will quien tecleó y escribió enseguida el resultado en su cuaderno de notas. Cuando hubo anotado la tercera palabra, notó que se le hacía un nudo en el estómago. TC estiró el cuello para leer y dio un respingo.


PRONTO HABRÁ MÁS MUERTES.

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