XI

Llevaré conmigo a Capri este diario y allí lo continuaré a fin de que lo una vez iniciado quede concluido para conocimiento de la posteridad. Livia me acompañará. También lo harán Antonio Musa, quien me inspira una inexplicable desconfianza; Areo, encargado de encauzar mis ideas en mi último viaje, y Polibio, mi viejo confidente, a quien encomendaré esconder las últimas páginas de mi diario. Tiberio se encuentra camino a Illyricum, donde recientes disturbios reclaman su presencia. Se marchó sin despedirse y según me informó Polibio, en esta ocasión los romanos volvieron a gritarle en tono de mofa "¡Ave, senex Imperator! ¡Por cierto, un destino nada fácil! Sólo nos escoltarán un manípulo de pretorianos y otros tantos esclavos. Partiremos mañana, el cuarto día previo a los idus de Sextilis.

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