París
– ¿Estás en París? -La voz de Simon LaTour parecía sorprendida. A Mai-Brit le entraron ganas de decir «si ya lo sabías»-. Voy de camino allí, llegaré en una hora. ¿Estás en el mismo hotel que la última vez?
Mai-Brit se sentía débil, como si una gripe hubiera succionado toda la energía de su cuerpo. Así se había sentido desde que recibió la llamada telefónica en Oslo, hacía dos días.
– Sí -dijo-. En el mismo hotel.
Simon LaTour le dijo hasta la vista y colgó.
Mai-Brit se dejó caer en la cama, alzó la mirada y miró al techo. La llamada telefónica a su móvil se había producido el lunes; el hombre le había hablado en francés. Era el mismo que la había llamado en París, hacía poco más de una semana, el mismo que la había amenazado. Esta vez le dijo que sabía dónde vivía. Dónde vivían los niños. Oslo. Noruega. También le había dicho el nombre de la calle y el número. Tendría que volver a París con los documentos. Esta misma semana. Le dijo el nombre del hotel, el de Montmartre. Sabía que se había hospedado allí anteriormente. Lo sabía todo. Entonces colgó.
París. Los documentos.
Los documentos. Los niños. La elección resultaba sencilla. No había elección.
Ahora ya estaba aquí. Era miércoles. Estaba esperando que él se pusiera en contacto con ella.
Simon LaTour llamó a la puerta y entró sin pedir permiso. Se sentó en la silla y la miró con ojos desorbitados.
– Hay una mujer implicada en esa Hermandad Invisible -dijo sin previo aviso.
Mai-Brit lo miró. Su ropa estaba arrugada, como si hubiera dormido con ella puesta; llevaba el pelo grasiento y demasiado largo, sus ojos estaban enrojecidos por el cansancio. Simon LaTour parecía un demente.
– ¿Es que no lo entiendes? Esto es nuevo, que haya una mujer es algo completamente fuera de lo normal. Y es ella quien ha hecho los planes. Ostenta la autoridad más elevada de la facción escandinava.
– Me gustaría descansar -dijo Mai-Brit y volvió a echarse en la cama-. Me duele la cabeza. ¿Podrías dejarme en paz?
Simon LaTour respiró hondo y soltó el aire lentamente.
– Perdona -dijo-.Voy a empezar desde el principio, todavía no te lo he contado todo. Me pasa de vez en cuando, cuando he trabajado demasiado. Me olvido de lo que saben o no saben los demás. Bueno, verás:1a Hermandad Invisible está interesada en ti, interesada en algo que tú has encontrado. No sé lo que es, ni lo quiero saber tampoco. Pero es esa mujer que te digo la que ha hecho los planes. -Simon LaTour se puso en pie y la miró preocupado-. Si yo fuera tú, me andaría con cuidado. No se andan con chiquitas. -Miró el reloj-. Tengo una cita con un nuevo informador dentro de una hora; ¿quieres acompañarme?