Capítulo 44

– Si Fletcher te llama a casa o al laboratorio, podemos localizar la llamada en unos cuarenta y cinco segundos -explicó Bryson-. En cuanto suene tu teléfono, empieza el rastreo. Déjalo sonar tres veces antes de contestar.

– ¿Y si me llama al móvil? -preguntó Darby.

– Ahí la cosa se complica un poco. Las señales de los móviles rebotan en las antenas. -Bryson hurgó en el bolsillo de su pantalón-. Podríamos tardar entre uno y tres minutos en averiguar desde dónde llama. Si te llama al móvil, la clave está en hacer que hable el mayor rato posible. Una vez localicemos su señal, podemos seguir su rastro aunque cuelgue, siempre y cuando mantenga el teléfono encendido. También quiero que lleves esto encima.

Le mostró un pequeño trozo rectangular de plástico negro, muy fino, con un botón gris en el centro. El aparato le recordó a Darby los dispositivos de teleasistencia médica que llevaban las personas mayores por si sufrían una caída y no podían levantarse.

– Es lo que llamamos un botón del pánico -explicó Bryson-. Si pasa algo, si crees estar en peligro, aprieta el botón; tendrás que hacerlo con fuerza suficiente para romper el precinto. Una vez que eso ocurra, acudiremos de inmediato. Va equipado con un transmisor GPS, de modo que sabremos dónde estás en cualquier momento. Tienes que llevarlo siempre encima, incluso cuando te vayas a dormir.

– ¿Crees que Fletcher va a hacerme algo mientras duermo?

– Creo que no deberías correr ningún riesgo. Durante el día, guárdate el dispositivo en el bolsillo del pantalón. ¿A qué hora te irás a casa?

– No lo sé.

– Avísame cuando lo hagas. Tenemos que instalar dispositivos de privacidad en los teléfonos de tu casa. Si recibes una llamada personal y no quieres que nosotros escuchemos la conversación, pulsas el botón del dispositivo de privacidad y la señal se detiene; nadie escuchará nada. Cuando estés lista para irte, llámame y me reuniré contigo en tu casa.

»Una cosa más -añadió Bryson-. Cuando salgas de trabajar, no mires a tu alrededor en la calle para ver si distingues a los equipos de vigilancia. Si Fletcher te está observando, podría sospechar algo y huir. Sigue con tu rutina habitual y actúa con naturalidad. ¿Tienes novio?

– No.

– ¿No sales con nadie?

– Espero que no me lo preguntes para intentar organizarme una cita a ciegas.

– Te lo pregunto porque esperaba que alguien se quedara contigo en tu casa por las noches.

– Coop se queda conmigo.

Una ofuscación repentina ensombreció la mirada de Bryson. ¿Acaso se había llevado una decepción?

– No es mi novio ni nada de eso -le aclaró-, sólo somos muy buenos amigos. Es muy protector.

– El equipo de vigilancia te estará observando hoy cuando salgas del trabajo, cuando salgas de tu apartamento…; te seguirá a todas horas. Una vez más, compórtate con naturalidad. Intenta relajarte. Si hay algún problema, te llamaremos y te daremos instrucciones.

Bryson le dio su tarjeta.

– El número de mi casa está al dorso. Grábalo en tu teléfono móvil. Si necesitas cualquier cosa, llámame.

– ¿Cuál es la dirección de Hannah?

– No se fue a casa; no llegó a subirse al autobús.

– Quiero echar un vistazo a sus cosas.

Bryson anotó la dirección en una hoja de papel, la arrancó y se la dio.

– Yo me voy a ir al centro a ayudar a Watts.

– Te llamaré si descubro algo en casa de Hannah -dijo Darby-. Después de eso, tengo que ir a buscar muestras de maquillaje.

Le contó lo de la mancha de maquillaje en la sudadera de Chen.

– No parece muy prometedor -comentó Bryson.

– Es la única prueba con la que podemos trabajar de momento.

– Antes de que te vayas, tengo un regalo para ti.

Abrió el cajón de su mesa y extrajo una pequeña caja. En su interior había una linterna acoplable para su arma.

Darby sonrió.

– Tú sí que sabes cómo ganarte el corazón de una mujer…

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