Capítulo 123

He empezado a hablar. Solo por un motivo: para vengarme de usted, engreído superintendente Roy Grace.

La vida aquí, en el ala de custodia preventiva, no es ningún lujo. Aquí no les gustan los tipos como yo. Los pervertidos, como nos llaman. Me corté la lengua con un trozo de cuchilla que me habían puesto en el estofado. He oído rumores de que hay quien se mea en mi sopa. Uno de estos tíos ha amenazado con sacarme el otro ojo.

Me han dicho que las cosas mejorarán tras el juicio. Luego, si tengo suerte -¡ja!- me pondrán en lo que se conoce como el ala de los pervertidos. Todos los pervertidos juntos. ¡Eso será fantástico! ¡Fiesta, fiesta, fiesta!

Algunas noches no duermo nada. Tengo toda esta rabia por todas partes -a mí alrededor, en este lugar, y en lo más profundo de mi ser-. Estoy cabreado con quienquiera que cometiera aquella violación en el Tren Fantasma. Eso provocó que el muelle se llenara de policía después, lo que arruinó completamente mis planes. Todo iba de maravilla hasta entonces. Y a partir de ese momento las cosas se estropearon.

Estoy cabreado porque aquella zorra se librara de la humillación que supondría que el mundo la reconociera como mi mujer. Ahí ha pasado algo raro. Aunque en realidad no me importa, y no creo que le importe a nadie.

Pero lo que más me cabrea de todo es usted, superintendente Grace. Se cree muy listo, hablándole a todo el mundo sobre el tamaño de mi polla. No puedo permitir que eso se quede así.

Por eso hablo en este momento. Voy a confesar todas las violaciones y diré que me llevé todos esos zapatos. En particular, en el Tren Fantasma. No podrá pillarme con ninguna pregunta-trampa: parece que ha corrido la voz sobre todos los delitos perpetrados por el Hombre del Zapato -los recientes-, todos los detalles de lo que les hizo a las diferentes mujeres. Incluidos los de lo ocurrido en el Tren Fantasma.

Estoy preparado.

No entendió por qué cambié de modus operandi, por qué dejé de llevarme un zapato y las braguitas y empecé a llevarme los dos zapatos. No se trataba de que lo entendiera, ¿sabe? No iba a facilitarle el trabajo repitiendo lo mismo una y otra vez. En la variedad está el gusto, ¿no?

¡Soy su hombre, perfecto! Lo único que espero es que el maníaco que violó a aquella mujer en el Tren Fantasma vuelva a atacar.

Se va a cubrir de mierda, superintendente Grace.

Y yo voy a disfrutar como un enano.

¿Y quién será entonces el que la tiene pequeña?


Загрузка...