10



—¡Oh!

Amy Carnaby miró, incrédula, el cheque de doscientas libras.

—¡Emily! ¡Emily! Oye esto —exclamó.


«Apreciada señorita Carnaby:

«Permítame ofrecerle una pequeña aportación a su meritoria colecta, antes de que quede cerrada definitivamente.

»Suyo afectuosamente,

Hércules Poirot.»


—Amy —dijo su hermana—. Has tenido una suerte inaudita. Piensa dónde podrías estar a estas horas.

—En Woorwood Scrubbs..., ¿o en Holloway? —murmuró Amy—. Pero ya pasó todo..., ¿no es verdad, Augusto? Se acabaron los paseos por el parque con tu amita, o sus amigas, y unas pequeñas tijeras.

Lanzó un suspiro.

—¡Mi pequeño Augusto! Qué lástima. Con lo listo que es... Aprende cualquier cosa.

Загрузка...