6
Pasaron tres días antes de que, en las primeras horas de la mañana, una pequeña partida de hombres apareció ante el hotel.
Fue Hércules Poirot quien abrió la puerta y los recibió con una versallesca reverencia.
— Bien venido, amigo mío.
El señor Lementeuil, el comisario de policía asió las dos manos de Poirot.
—¡Ah, amigo mío; qué alegría me da verlo de nuevo! ¡Qué cosa más estupenda y qué emociones habrá experimentado!... Y nosotros abajo; ansiosos, llenos de temor... sin saber nada; temiéndolo todo. Sin radio ni otro medio de comunicación. El heliógrafo fue un destello brillante de su ingenio.
—No, no —Poirot procuró aparentar modestia—. Al fin y al cabo, cuando fallan los inventos humanos, recurre uno a la Naturaleza. El sol siempre está en el cielo.
El pequeño grupo entró en el hotel.
—¿No nos esperaban? —preguntó Lementeuil con sonrisa que más bien era una mueca.
Poirot sonrió a su vez.
—Pues no —dijo—. Se cree que el funicular no funcionará por ahora.
Lementeuil, emocionado, dijo:
—Éste es un gran día. ¿Cree usted que no hay duda? ¿Es realmente Marrascaud?
—Claro que es Marrascaud. Venga conmigo.
Subieron por la escalera. Una puerta se abrió y apareció Schwartz, envuelto en su bata. Miró fijamente a los que llegaban.
—He oído voces —dijo—. ¿Qué ocurre?
Hércules Poirot explicó con ampulosos ademanes:
—¡Han llegado los refuerzos! Acompáñenos, señor. Éste es un gran momento.
Empezaron a subir el siguiente tramo de escaleras.
—¿Van en busca de Drouet? —preguntó Schwartz—. Y a propósito, ¿cómo está?
—El doctor Lutz dijo anoche que estaba mejor.
Llegaron ante la puerta de la habitación de Drouet. Poirot la abrió y anunció:
—Aquí tienen su jabalí salvaje, caballeros. Cójanlo vivo y cuiden de que no defraude a la guillotina.
El hombre tendido en la cama intentó levantarse. Pero los policías lo cogieron por los brazos antes de que pudiera moverse.
Schwartz exclamó asombrado:
—Pero si es Gustave el camarero... Es el inspector Drouet.
—Es Gustave... pero no Drouet. Drouet fue el primer camarero: el llamado Roberto que fue encerrado en la parte deshabitada del hotel y a quien Marrascaud mató la misma noche en que se produjo el ataque a mi habitación.