7



En el cementerio de Pisa, Hércules Poirot se detuvo y miró la tumba que tenía ante sí.

Allí era, pues, donde finalizaba su búsqueda... ante aquel humilde montón de tierra. Debajo de él descansaba la alegre criatura que perturbó el corazón y la imaginación de un sencillo mecánico inglés.

¿Tal vez era el mejor fin para aquel rápido y extraño idilio? De esta forma, la muchacha viviría siempre en la memoria del joven tal como la vio durante aquellas pocas horas de una tarde de junio. El antagonismo de las nacionalidades opuestas, de los diferentes modos de vivir; las penas y las desilusiones... todo desaparecería para siempre.

Hércules sacudió la cabeza con tristeza. Recordó la conversación que había sostenido con la familia Valetta. La madre, de ancha cara campesina; el padre, fuerte y rígido contra el choque del dolor recién sentido; la hermana, morena y de duros labios...

—Todo ocurrió tan de repente, signor, tan de repente... Aunque en los últimos años sufrió varios ataques. El médico dijo que no había alternativa... que la apendicitis debía ser operada inmediatamente. Se la llevó al hospital y allí... sí, sí; murió cuando todavía se encontraba bajo los efectos de la anestesia. No recobró el conocimiento.

La madre sollozó.

—Bianca fue siempre una muchacha muy lista. Ha sido una lástima que muriera tan joven.

Hércules Poirot murmuró para sí mismo:

—Murió en plena juventud...

Éste era el mensaje que debía dar al joven que solicitó su ayuda con tanta confianza.

«Ella no era para usted, amigo mío. Murió en plena juventud.»

Su búsqueda había terminado... aquí, donde la torre inclinada se destacaba contra el cielo y las primeras flores de la primavera se abrían pálidas y tímidas, como promesas de la vida y alegría que vendría después.

¿Fue la propia primavera lo que le hizo sentir una rebeldía interna y una fuerte aversión a aceptar aquel veredicto final? ¿O había algo más? Algo que forcejeaba en el fondo de su cerebro... palabras... una frase... un nombre. ¿Acaso no terminaría el asunto de forma tan clara? ¿No encajaría todo de manera tan patente?

Hércules Poirot suspiró. Debía emprender otro viaje para dejar las cosas aclaradas por completo. Debía ir a Vagray les Alpes.

Загрузка...