Soy el ariete por dos razones: Jane me respeta y Alex Keller me debe un favor.
– Eso no es verdad -protesto yo.
– Sí lo es -me contradice Allison.
– Alex Keller no me debe nada -insisto yo. Como redactora soy el último mono de la revista.
– Te debe un favor. ¿Te acuerdas del número de mayo? -interviene Sarah.
– ¿El número de mayo? -repito, intentando recordar. Pero no puedo recordar nada porque yo nunca me he relacionado personalmente con Alex Keller.
Oigo que tiran de una cadena y Kate sale abrochándose la cremallera de sus pantalones de Versace.
– El número de mayo, sí. El makeover de una lectora.
En cada número hay un artículo en el que los maquilladores de la revista transforman a una lectora. Ya sabes: de monstruo a bellezón.
– Alex Keller no me debe ningún favor.
– Carla Hayden -dice Kate, mirándome a los ojos.
– ¿Carla Hayden?
El nombre me resulta vagamente familiar, pero no sé por qué. Podría ser una actriz, una peluquera famosa o una empleada de Fashionista. No se me quedan los nombres.
– Carla Hayden -repite Sarah, sentándose a mi lado. Me siento acosada por su colonia, una mezcla floral que huele a perfume caro.
– Bajita, gordita, con el pelo oscuro -añade Allison.
En mi opinión, eso describe a la mitad del mundo.
– Ella fue el makeover de mayo -dice Kate.
– Tú le pusiste un vestido de Chloe y pediste que le dieran reflejos rubios.
– Ah, esa -suspiro yo. Si hubieran traído la revista, habría sabido quién era inmediatamente-. ¿Se llamaba Carla Hayden?
– Carla Hayden Keller -explica Allison.
– ¿Carla Hayden Keller?
– Carla Hayden Keller.
– ¿Quieres decir que Alex está casado?
Yo intento imaginar quién se casaría con un enano feo y malhumorado como Alex.
– Es su hermana -me explica Sarah.
– ¿Su hermana? -repito yo. Nadie sabía que Alex Keller tuviese hermanos y es muy desagradable, y muy típico de él, hacerlos aparecer de repente-. No sabía que tuviese una hermana.
– Tiene dos -sonríe Kate.
– Qué canalla -digo yo, intentando entender de qué va la cosa-. Espero que sean mayores que él. Mayores y malas, como las hermanastras de Cenicienta.
Sarah sacude la cabeza.
– Son más jóvenes.
– Maldita sea.
No entiendo cómo un hombre tan desagradable puede tener hermanas pequeñas. No parece posible.
– ¿Entiendes ahora por qué te debe un favor? -pregunta Kate.
Yo hago de veinte a treinta makeovers por año. Y nadie me ha dicho que eso fuera un favor.
– No.
– Has cambiado su vida -explica Sarah.
Esa es precisamente la clase de bobada que propagamos en Fashionista, pero no es cierto. La felicidad no depende del tipo de rímel que uses.
– Sólo le cambié el color del pelo.
– Gracias a los reflejos, Carla Hayden Keller consiguió un trabajo de presentadora en el canal Metro. Y poco después, en una gala benéfica, conoció al financiero Alistair Corcoran, que se enamoró de ella inmediatamente. Se casaron dos meses después, compraron una casa en Westchester y están esperando su primer hijo -relata Allison, con una sonrisa en los labios.
– Así que ya lo ves -suspira Kate-. Alex Keller te debe un favor.