Agradecimientos

Este relato ha sido totalmente inventado. Cualquier semejanza entre los personajes de la novela y personas reales, es pura casualidad. A veces me he tomado la libertad de cambiar algunos aspectos en favor de la narración. Por ejemplo, lo relativo al seguimiento informativo de SVT (la Televisión Sueca) en Gotland, que en la novela se dirige desde Estocolmo. Dicho sea con todos los respetos para los informativos regionales de la Televisión Sueca, Östnytt, y para el Centro Territorial de Gotland, ubicado en Visby.

Los ambientes se describen en el libro prácticamente como son en la realidad, con escasas excepciones.

Los posibles errores que se hayan colado, son exclusivamente míos.


Ante todo, quiero dar las gracias a mi marido, el periodista Cenneth Niklasson, por su apoyo, lectura crítica, y su aportación de buenas ideas.

Muchas gracias también a:

Gösta Svensson, excomisario de la policía de Visby.

Magnus Frank, comisario de la policía de Visby.

Hans Henrik Brummer, director de Waldemarsudde.

Martin Csatlos, miembro de la Unidad del Instituto Forense de Solna.

Ylva Hilleström, del Museo de Arte Moderno.

Johan Jinnerot, conservador de Bukowskis.

Johan Gardelius, técnico criminalista de la policía de Visby.

Ulf Asgård, psiquiatra.

Birgitta Amér, dueña de Muramaris.

Gracias, Nicklas, por tu valiosa ayuda, y muchas gracias asimismo a Ingrid Ljunggren.

También quiero dar las gracias a mis queridos amigos escritores: ¡muy agradecida por estar ahí!


A los lectores que conectaron conmigo, por sus valiosos comentarios:

Lena Allerstam, periodista de la Televisión Sueca.

Kerstin Jungstedt, asesora de la Asociación Provins fem.

Lilian Andersson, editora de Bonnier Utbildning.

Anna-Maja Persson, corresponsal en Moscú de la televisión sueca.

A la editorial Albert Bonniers Förlag, y sobre todo a mi editor, Jonas Axelsson, y a mi editora, Ulrika Åkerlund.

A mi ilustrador, John Eyre, por sus magníficas portadas.

Y a mis agentes Nielas Salomonsson y EmmaTibblin.


Y por último, y muy especialmente, a mis maravillosos hijos Rebecka y Sebastian.

Mari Jungstedt

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