Capítulo 90

Pasó la noche sin que tuvieran noticias de David Mattson. La policía mantuvo el férreo control en las salidas de Gotland. Para mayor seguridad, Muramaris fue objeto de vigilancia, aunque nadie creía que el secuestrador fuera tan idiota como para volver allí. Se las tenían que ver con un peligroso asesino que ya había matado a dos personas; aún no sabían con certeza si David Mattson asesinó también a su padre. Había que practicar la autopsia al cadáver antes de que el forense pudiera pronunciarse sobre el tema.

Sentado en su despacho de la comisaría, a Knutas le atenazaba la angustia. Un niño secuestrado era el peor escenario imaginable.

Lo más frustrante era que se sentía impotente. Mientras el secuestrador no se pusiera en contacto con alguien y siguiera escondido en algún agujero, era imposible seguirle la pista. En el chalé de Roma vigilaba una patrulla de policías, y el teléfono estaba pinchado. Emma Winarve seguía en el hospital; trataron de interrogarla, pero al parecer resultaba imposible hacerle pronunciar palabra. Era víctima de un colapso psíquico.

¿Dónde estaba el secuestrador? En verano se podía acampar, dormir en una caravana o en el coche en el peor de los casos. Pero ¿en invierno? Lo más probable era que hubiese forzado la puerta de una casa de verano y se refugiara en ella; casas de verano no faltaban. Pero ¿por dónde debía empezar a indagar la policía? La isla estaba llena de casas de verano aisladas, incluida Fårö. Ahora bien, si el secuestrador se proponía que la niña sobreviviera, necesitaba comida y pañales. ¿Y cuál podía ser el motivo para secuestrar a Elin?

Antes o después, David Mattson tenía que mostrarse.

Загрузка...