Capítulo 58

Max Grenfors se agitaba en su silla de redactor frente a la mesa -el punto central de la redacción-, con un teléfono pegado a la oreja, como de costumbre. A su lado, la presentadora del programa, con la mirada fija en la pantalla del ordenador, contemplaba una secuencia con los auriculares puestos. En aquel momento lo mejor era no interrumpir. El productor del programa estaba ocupadísimo buscando imágenes para un reportaje sobre la violencia de género, un tema para el que siempre resultaba complicado seleccionar imágenes, si no se quería correr el riesgo de repetir las mismas una y otra vez.

Todos los periodistas se afanaban en las tareas de edición; se notaba que sólo quedaban unas horas para estar en el aire. Entonces aumentaba siempre la tensión en la redacción.

Johan estaba a punto de reventar por no poder contarle a alguien aquella increíble información. Dio un golpecito a Grenfors en el homibro y le indicó por señas que tenía algo importante de lo que informar. Por una vez, el redactor jefe comprendió al momento que se trataba de algo serio y terminó la conversación. Se pasó la mano por el pelo y suspiró.

– Algunos reporteros necesitan ayuda para todo. ¡Esto es una locura! ¡Pronto habrá que darles también la entrevista hecha!

Sabedor de lo mucho que Grenfors solía entrometerse en el trabajo de los reporteros, Johan no dio mayor importancia a sus quejas.

– Escucha esto -le dijo, y acercó una silla para sentarse a su lado-. El robo de Waldemarsudde no es sólo el robo de una obra de arte normal y corriente.

– ¿Ah, no?

En la mirada de Grenfors hubo un destello de curiosidad.

– No. El ladrón no sólo ha robado un cuadro. También dejó algo.

– ¿Qué?

– Colocó una escultura delante del marco vacío donde había estado la tela.

– ¿Ah, sí?

– Sí; y no una escultura cualquiera. Se trata de la misma escultura que desapareció durante la inauguración de la exposición en la galería de Egon Wallin el mismo día que lo asesinaron.

– ¿Y eso qué significa? ¿Que quien ha robado el cuadro es el asesino de Egon Wallin?

– Es muy posible.

– ¿Son fiables esos datos?

– Proceden directamente de la policía.

Grenfors se quitó las gafas que había empezado a usar últimamente. De una marca de moda, desde luego.

– Así que existe una conexión entre el robo y el asesinato. ¿Qué diablos tiene que ver una cosa con otra? -Echó una rápida ojeada al reloj y exclamó-: ¡Mierda! Tenemos que darlo. Entra en edición, tendrás que preparar inmediatamente un flash corto de esto.


El martes por la noche, la noticia de que entre el audaz robo en Waldemarsudde y el asesinato del galerista Egon Wallin existía una conexión evidente, y que el autor, además, había querido advertir a la policía de ello, acaparó la cabecera de todos los informativos.

Johan se alegró de ser el autor de la noticia más candente por segundo día consecutivo y, sobre todo, porque antes de irse a casa le dieron instrucciones para que a la mañana siguiente saliera en el primer vuelo a Visby.

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