Capítulo 91

No había nada más solitario en invierno que un camping. Johan aparcó abajo, cerca de la playa. Bajó del coche y avanzó con dificultades hacia la caseta de servicios. Todo estaba en silencio, vacío y cerrado a cal y canto. El manto de nieve era aquí más profundo. No lo habrían retirado en todo el invierno. A la empinada cuesta por la que bajó tampoco le habían echado arena. La cuestión era si luego habría manera de subir por ella, pero eso no era lo que le preocupaba en aquellos momentos, sino sólo poder volver a tener a Elin en sus brazos. David le dijo que quería hacer un intercambio, pero se negó a desvelarle por teléfono qué exigía para devolver a Elin. Se lo diría personalmente, dijo. Johan pensó que no había más elección que aceptar sus condiciones. También recibió órdenes estrictas de que no se pusiera en contacto con la policía. Si David tenía la menor sospecha de que Johan acudía acompañado, acabaría con Elin.

El silencio era total allí abajo, y el agua se extendía gris y alborotada a sus pies. El aire, húmedo y cortante, penetraba a través de la ropa. Cuando se acercó a las instalaciones, que disponían de duchas y retretes, avistó un coche aparcado algo más allá; un Citroën azul. No se veía a nadie. Tenía los nervios en tensión, no sabía cuál era el aspecto de David, sólo conocía su edad. Rodeó la construcción de madera, cuyas ventanas estaban cerradas, al igual que la puerta. No era difícil comprender por qué David había elegido quedar con él allí. El lugar estaba cerca de la ciudad, pero era de lo más solitario.

De repente vio una figura alta vestida de negro que se aproximaba caminando desde la orilla. Era un tipo robusto, que llevaba una cazadora acolchada; un pasamontañas le cubría la cabeza. A Johan le pareció que el suelo temblaba bajo sus pies.

El que avanzaba hacia él asesinó a sangre fría a dos personas y se había llevado a un bebé de ocho meses como rehén. Se hallaba frente a frente con un psicópata.

En aquel momento se percató de su estupidez al no avisar a la policía. Iba desarmado y se encontraba absolutamente a merced de un loco. ¿Qué se había imaginado? ¿Que David le entregaría a Elin, sin más?

Se mantenía inmóvil, esperando, mientras su mente iba a toda pastilla.

Evidentemente, David no llevaba a Elin consigo. Johan no olvidaría jamás la impotencia que sintió en aquel momento. Enfurecido, sólo pensaba en lo que podía decir o hacer para tener más posibilidades de volver a ver a Elin.

De pronto, David se detuvo ante él.

– Vas a dejar de seguir a mi padre -le dijo-. Déjalo en paz si quieres que te devuelva a tu hija. Quiero que me lo prometas por tu conciencia y tu honor. Deja tranquilo a mi padre.

Así que es eso, pensó Johan. Su visita a la casa de Erik Mattson y el que lo siguiera después. David sólo quería proteger a su padre. Por eso había secuestrado a Elin. Así de sencillo…

– Por supuesto, te prometo que no volveré a hacerlo. Naturalmente, mi hija es mucho más importante para mí. No lo haré más si me devuelves a Elin.

– ¿Elin? ¿Se llama Elin? No sabía cómo llamarla.

Sonrió. Johan vio en sus ojos la enajenación mental. David parecía estar drogado. Era imposible mirarle a los ojos; la mirada se deslizaba alrededor como un huevo en la sartén. Habida cuenta de su musculatura, no era descartable que se metiera anabolizantes.

– ¿Dónde está? -quiso saber Johan.

Se controló para que no trasluciera su desesperación. Debía conservar la calma.

Cuando David iba a responder, lo interrumpió un grito procedente del tejado de los servicios:

– ¡Policía! ¡Arriba las manos! ¡No te muevas…!

David miró aturdido en derredor. Johan estaba como paralizado, sin poder pensar nada congruente. Aquello no podía estar sucediendo de verdad.


La detención de David Mattson fue sencilla. Cuatro policías lo redujeron antes de que comprendiese lo que sucedía. Lo esposaron y lo condujeron a un furgón policial. Johan presenció mudo la escena.

Descubrió por el rabillo del ojo que se acercaba Knutas. Se volvió hacia él.

– ¿Cómo os enterasteis?

– Nos llamó Emma.

– ¿Dónde está mi hija?

– En estos momentos estamos registrando el cámping. Hay muchos edificios donde puede estar. Tranquilo, verás como está aquí, en algún sitio.

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