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El propio sueño me castiga. He adquirido en él tal lucidez que veo como real cada cosa que sueño. Era [162] extravío, por consiguiente, todo cuanto la valorizaba como soñada.

¿Me sueño famoso? Siento todo el desprendimiento que hay en la gloria, toda la pérdida de la intimidad y del anonimato con que es dolorosa para nosotros.

¿1915?

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