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Fluido, el abandono del día termina entre púrpuras exhaustas. Nadie me dirá quién soy, ni sabrá quién he sido. He bajado de la montaña ignorada al valle que ignoraría, y mis pasos han sido, en la tarde lenta, vestigios dejados en los claros de la floresta. Todos cuantos amé me han olvidado en la sombra. Nadie supo del último barco. En el correo no había noticia de la carta que nadie habría de escribir.

Todo, por lo tanto, era falso. No contaron historias que otros hubiesen contado, ni se sabe con seguridad del que partió otrora, en la esperanza del embarque falso, hijo de la bruma futura y de la indecisión por venir. Tengo un nombre entre los que tardan, y ese nombre es sombra como todo.


16-9-1931.

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