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Aunque yo quisiese crear, (…)

El único arte verdadero es el de la construcción. Pero el medio moderno torna imposible la aparición de cualidades de construcción en el espíritu.

Por eso se ha desarrollado la ciencia. La única cosa en que hay construcción, hoy, es una máquina; el único argumento en que hay encadenamiento, el de una demostración matemática.

El poder de crear necesita un punto de apoyo, la muleta de la realidad.

El arte es una ciencia…

Sufre rítmicamente.

No puedo leer, porque mi crítica hiper /encendida/ no entrevé más que defectos, imperfecciones, posibilidades de mejor. No puedo soñar, porque siento el sueño tan vivamente que lo comparo con la realidad, de modo que siento en seguida que no es real; y, así, su valor desaparece. No puedo entretenerme en la contemplación inocente de las cosas de los hombres, porque el ansia de profundizar es inevitable y, puesto que mi interés no puede existir sin ella, o ha de morir a manos de ella o ha de secarse.

No puedo entretenerme con la especulación metafísica porque sé de sobra, y por mí, que todos los sistemas son defendibles e intelectualmente posibles; y, para disfrutar el arte intelectual de construir sistemas, me falta el poder olvidar que el fin de la especulación metafísica es la búsqueda de la verdad.

Un pasado feliz en cuyo recuerdo vuelva a ser feliz; sin nada en el presente que me alegre o me interese, en sueño o hipótesis de futuro que sea diferente de este presente, o pueda tener otro pasado que ese pasado -yazgo mi vida, consciente espectro de un paraíso en el que nunca he estado, cadáver nacido de mis esperanzas por haber.

¡Felices los que sufren con unidad! Aquellos a quienes la angustia altera pero no divide, que creen, aunque en la incredulidad, y pueden sentarse al sol sin pensamiento oculto.

(Anterior a 1929.)

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