275

Y así soy fútil y sensible, capaz de impulsos violentos y absorbentes, malos y buenos, nobles y viles, pero nunca de un sentimiento que subsista, nunca de una emoción que continúe, y entre hasta la substancia de mi alma. Todo en mí es la tendencia a ser inmediatamente otra cosa; una impaciencia del alma consigo misma, como con un niño importuno; un desasosiego siempre creciente y siempre igual. Todo me interesa y nada me retiene. Atiendo a todo soñando siempre; fijo los mínimos gestos faciales de con quien hablo, recojo las entonaciones milimétricas de sus decires expresados; pero, al oírlo, no lo escucho, estoy pensando en otra cosa, y lo que menos he captado de la conversación ha sido la noción de lo que en ella se ha dicho, por mi parte o por parte de con quien he hablado. Así, muchas veces repito a alguien lo que ya he repetido, le pregunto de nuevo aquello a lo que ya me ha respondido; pero puedo describir, en cuatro palabras fotográficas, el semblante muscular con que ha dicho lo que no recuerdo, o la inclinación de oír con los ojos con que ha acogido la narración que no recordaba haberle hecho. Soy dos, y ambos mantienen la distancia -hermanos siameses que no están pegados.

Загрузка...