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– ¿Naufragios? No, nunca he tenido ninguno. Pero tengo la impresión de que en todos mis viajes he naufragado, mi salvación escondida en […].

– Sueños vagos, luces confusas, paisajes perplejos -he ahí lo que me queda [338] en el alma de tanto como he viajado.

Tengo la impresión de que he conocido momentos de todos los colores, amores de todos los sabores, ansias de todos los tamaños. Me he desmandado por la vida, y nunca me he bastado ni me he soñado bastándome.

– Necesito explicar que he viajado realmente. Pero todo me sabe a constarme que he viajado, pero no he vivido. He llevado de un lado a otro, de norte a sur… de este a oeste, el cansancio de haber tenido un pasado, el desasosiego [339] de estar viviendo [340] el presente, y el tedio [341] de tener que tener un futuro. Pero tanto me esfuerzo que me quedo todo en el presente al matar dentro de mí al pasado y al futuro.

– He pasado por las orillas de los ríos cuyo nombre me he encontrado ignorando. En las mesas de los cafés de las ciudades visitadas, me descubrí notando que todo me sabía a sueño, a vago. ¡He llegado a tener a veces la duda de si no continuaba sentado a la mesa de nuestra casa antigua, universal y deslumbrado por sueños! No puedo afirmarle que esto no suceda, que ahora no esté allí todavía, que todo esto, incluyendo esta conversación con usted, no sea /falso/ y supuesto. ¿Qué es usted? Se da el caso también absurdo de no poder explicarlo…

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