(El) Cristo es una forma de la emoción.
En el panteón hay sitio para los dioses que se excluyen los unos a los otros, y todos tienen asiento y regencia. Cada uno puede serlo todo, porque aquí no hay límites, ni siquiera lógicos, y disfrutamos, en la compañía de varios eternos, de la coexistencia de diferentes infinitos y de varias eternidades.