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Octubre de 2006


El objetivo se llamaba Ricky. Abby se lo había encontrado alguna vez en alguna fiesta y siempre parecía ir derechito hacia ella para tratar de ligársela. Y había que reconocer que lo encontraba atractivo y que disfrutaba del flirteo.

Era un tipo guapo de unos cuarenta años, un poco misterioso y muy seguro de sí mismo, con el aire relajado de un surfista mayor. Igual que Dave, sabía cómo hablar con las mujeres, preguntando más de lo que respondía. También comerciaba con sellos, a gran escala.

No todos los sellos eran suyos. Su valor ascendía a cuatro millones de libras, para ser exactos. Había cierta polémica sobre quién era el propietario. Dave le contó que él y Ricky habían hecho un trato para dividirse los beneficios al cincuenta por ciento, pero que Ricky había incumplido su promesa y ahora quería el noventa por ciento. Cuando Abby le preguntó a Dave por qué no había acudido a la policía, él sonrió. La policía, al parecer, era zona prohibida para ambos.

En cualquier caso, tenía un plan mucho mejor.

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