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Octubre de 2007


A las 8.20 de la mañana siguiente, el inspector Stephen Curry, acompañado por el sargento Ian Brown, entró en la pequeña sala de reuniones del bloque de detención situado detrás de Sussex House. En la mano llevaba las notas informativas del día, que consistían en un resumen completo de todos los delitos prioritarios que habían tenido lugar en el distrito durante las últimas veinticuatro horas.

A ellos se unió el sargento Morley y el segundo sargento del primer turno, una agente bajita y fornida llamada Mary Gregson que llevaba el pelo muy corto y salvaje y mostraba un entusiasmo aún más salvaje por su trabajo.

Se pusieron manos a la obra de inmediato. Curry comenzó repasando todos los incidentes más graves: un episodio racista horrible, en el que un estudiante musulmán había recibido una paliza delante de un local de comida para llevar que abría toda la noche en Park Road, Coidean, mientras regresaba a la universidad; un accidente de tráfico mortal entre un motociclista y un peatón en Lewes Road; un atraco con violencia en Broadway en Whitehawk; y un joven que había recibido una paliza en Preston Park en un incidente homófobo.

Los revisó todos exhaustivamente, analizando las áreas que suponían una amenaza, asegurándose, en su jerga, de «no cometer ninguna cagada» que el comisario pudiera echarle en cara en la reunión de las 9.30.

Después pasaron a las denuncias actuales de personas desaparecidas en el distrito y acordaron las líneas de investigación. Mary aportó los detalles sobre una fianza que tenían que cargar hoy y recordó a Curry que tenía una reunión a las once con un abogado de la fiscalía para hablar sobre un sospechoso al que habían detenido acusado de realizar una serie de tirones de bolsos ocurridos durante los turnos anteriores.

Entonces, de repente, el inspector recordó algo más.

– John… Ayer te hablé de una mujer en Kemp Town a la que había que visitar. No lo he visto en la lista… ¿Cómo se llamaba…? Katherine Jennings. ¿Algún seguimiento?

De repente, Morley se ruborizó.

– Vaya, Dios mío, lo siento, jefe. No he hecho nada. Entró el incidente de Gemma Buxton y… Lo siento… Le di prioridad máxima. Lo pondré en la planificación y enviaré a alguien esta misma mañana.

– Bien -dijo Curry, luego volvió a consultar la hora. Mierda. Eran casi las 9.05. Se levantó de un salto-. Nos vemos luego.

– Pásalo bien con el director -dijo Mary con una sonrisa picara.

– Sí, tal vez hoy seas el preferido del profe -dijo Morley.

– ¿Con alguien tan desmemoriado como tú en el equipo? -replicó-. No lo creo.

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