El atlas del Stadtmeister confirmó que Venecia y la capital otomana, Estambul, estaban separadas solamente por cuatro grados de latitud. Muy significativo, pensó. Dos ciudades del Mediterráneo… Una a cubierto de su influencia directa por el Adriático y la laguna, y la otra por el mar de Mármara.
Brunelli era el hombre adecuado para la tarea.
– Ajá, commissario -dijo cuando Brunelli entró-. Necesito su ayuda.
– ¿Ayuda, señor? -Brunelli se enfrentó a su jefe con una apagada expresión-. Tenía la impresión de que Vosper le había proporcionado ya toda la ayuda que necesitaba.
– ¿Qué? ¿Qué? -El Stadtmeister enrojeció-. Mire, Brunelli. Es tarea mía organizar la disposición de fuerzas en esta ciudad para el máximo beneficio de la ciudadanía. Necesidades operativas. Quiero decir, no nos engañemos… El sargento Vosper es un hombre muy bueno. Un buen hombre. Pero este crimen pasional… No puedo permitirme derrochar todos mis recursos en semejante investigación. A veces, tenemos que guardar en reserva a los mejores. -Sonrió, mostrando sus amarillos dientes-. ¿Me sigue usted, Brunelli? Los mejores, en la reserva. Y ahora, requiero su ayuda.
Un crimen pasional… ¡Así que era eso! Brunelli hizo un esfuerzo por reprimir la risa. Vosper y el Stadtmeister persiguiendo a un amante celoso que le cortaba la cabeza a un hombre y la depositaba en un platillo de comunión. ¡El apasionado signor Brett!
El Stadtmeister juntó las yemas de sus dedos.
– No estoy completamente seguro de cómo se ha creado esta situación -empezó diciendo- pero, sin conocimiento por nuestra parle, se ha organizado alguna especie de visita, a esta ciudad, de un alto funcionario del Imperio otomano.
– ¿Un pachá en Venecia, señor?
Ahora, Brunelli se permitió una sonrisa.
– No es nada cómico, Brunelli. Altos asuntos de Estado. No nos corresponde a nosotros cuestionarlo. Quiero que se haga usted cargo de los, ejem, arreglos.
– Tal vez podría ser usted más específico, Stadtmeister.
– ¡Si pudiera ser más específico, Brunelli, sería más específico! -rugió el Stadtmeister, enrojeciendo intensamente-. El pachá ha enviado por delante a un hombre… que se aloja en el apartamento del americano, y Vosper va a traérnoslo aquí, para que nos veamos. Debemos averiguar lo que el pachá se propone… y cuánto tiempo se quedará.
– ¿Sabemos cuándo va a llegar, señor?
– Sí -dijo el Stadtmeister muy tranquilamente-. Sí, Brunelli. Va a llegar de Estambul mañana por la mañana. ¡Y usted será su… enlace!