– Tienes un piso precioso.
Raffaella deja su chaqueta sobre el sofá.
– ¿Te gusta? Me divertí mucho decorándolo. Compré muchas cosas en Londres, otras en Amsterdam… Trabajé cierto tiempo en esas dos ciudades. ¿Puedo ofrecerte algo de beber? Tengo un ron buenísimo, un John Bally Agricole milesimado. Es delicadísimo, a la vez que intenso…
También entiende de licores. Increíble, es una mujer realmente especial.
– Sí, gracias.
Raffaella entra apresuradamente en la cocina.
– ¿Con hielo? Yo suelo echarme dos cubitos.
– Lo prefiero solo…
Alex se ha quedado en el salón y se dedica a mirar la librería. Ve algunos volúmenes interesantes. Hacia rutas salvajes, el libro que inspiró la película del mismo nombre, todos los libros de la Kinsella, La casa de las alondras, El cazador de cometas, algunas monografías de directores y actores, libros de fotografía de Walker Evans, Stephen Shore, William Eggleston y Robert Frank. Algún que otro pequeño souvenir de sus viajes por el mundo y unas cuantas fotografías enmarcadas de forma muy moderna. Alex coge una. Raffaella con el pelo recogido hacia un lado, cayendo sobre los hombros, y un vestido largo con un escote vertiginoso. En otra se la ve junto a un piano blanco luciendo un vestido negro y un collar de perlas de color claro. La deja y coge otra donde aparece en traje de baño. Tiene un cuerpo increíble. El bañador es precioso, en parte porque es minúsculo.
– En ésta estaba en Saint Barth, en el Caribe, un sitio estupendo donde elaboran un ron delicioso… -Le pasa el vaso, luego se dirige al equipo de música y pone un CD. Suena una música lounge, cálida y sensual-. ¿Te gusta?
– ¿El ron o la música?
– Las dos cosas…
– Sí… El ron es estupendo -Alex da otro sorbo-. Y la música no puede ser más adecuada.
Raffaella se sienta a su lado.
– Es Nick the Nightfly. Me parece que esta música tiene una sensibilidad especial… No se puede desperdiciar…
Alex sigue bebiendo.
– ¿Qué quieres decir?
– ¿Has visto Vicky Cristina Barcelona?
– Sí.
– ¿Recuerdas cuando Javier Bardem se acerca a la mesa de las dos chicas?
Alex precisa:
– De Scarlett Johansson y Rebecca Hall.
– Sí, eso es… Y les dice: «La vida es hermosa y no podemos desperdiciarla: buen vino, música y hacer el amor…» Me parece una gran verdad, Alex. Creo que no debemos desperdiciarla.
Silencio. Esta vez se prolonga más o, al menos, eso es lo que le parece a Alex.
– Tengo una sorpresa para ti… ¿Puedo?
Él asiente con la cabeza. Raffaella sonríe.
– Vuelvo en seguida.
Y desaparece en su habitación.