Muchos días después.
Olly deambula descalza por la casa mientras habla por el móvil. Camina arriba y abajo muy excitada.
– Bueno, sí, ¡es una idea fantástica! ¡Fuerteventura es superguay! ¿Y cuándo nos vamos?
Erica le da todas las indicaciones desde el otro extremo de la línea. Como siempre, demuestra que es una perfecta organizadora.
– Salimos el 15 y nos quedaremos dos semanas. He encontrado un complejo de apartamentos espectacular, donde podremos alojarnos todos a buen precio. El vuelo lo pillamos en el último momento, pues salen ofertas cada dos por tres. ¡Y somos unas diez personas! Vendrán todos…
– ¿Todos, todos?
– Claro, nosotras, las Olas, Filippo, Guido y otras dos amigas de Niki de la facultad. Invita a alguien si quieres, basta con que me avises a tiempo para hacer la reserva.
– Muy bien. ¡Lo pienso y cuando sepa algo te lo digo!
Qué maravilla. Unas vacaciones en una isla como Fuerteventura. Es justo lo que necesitaba. Sí, me las merezco. De vez en cuando hay que concederse algún capricho, ¿no? Recuerda la frase de Erica: «Invita a alguien si quieres.» Pues sí. No estaría nada mal. Me habría gustado ir con Giampi. Pero lo he perdido. Se sienta en el sofá. No, iré sola. Como Niki y Erica. Nos divertiremos de todos modos. Después sonríe, en todo caso se lo podría decir a Simone. Me encantaría que viniera. Luego le viene a la mente Diletta. Es estupenda. Ha tomado una decisión muy importante. Me siento muy orgullosa de ella. Será una madre estupenda. Olly se tumba y se desentumece un poco. Sí, es una bonita época, tengo que reconocerlo. Sólo espero que Niki encuentre también su felicidad.