La maleta está casi lista. Diletta ha cogido de todo. Incluso más.
– Amor mío, pero si sólo vamos a estar diez días.
– Sí, pero nunca se sabe. ¡Mejor llevar varias mudas! También he comprado algunos vestidos de premamá, mira qué monos… -Los pone sobre la cama.
– Sí, estarás guapísima… Oye, ¿crees de verdad que podemos marcharnos?
Diletta lo mira extrañada.
– Por supuesto que sí, ¿por qué lo dices?
– Porque estás embarazada, si te cansas…
– ¡Tú lo has dicho, estoy embarazada, no enferma! Además, perdona…, ¿sabes lo bien que le sentará la brisa marina al bebé? ¡Olas de verdad para una olita que está a punto de llegar! Lo más. Nos bañaremos, pasearemos por la playa y bailaremos. ¡Nos lo pasaremos en grande! Además, así también te relajas tú… -Sigue metiendo las cosas en la maleta. Una camiseta. Otro par de chanclas. Pantalones. Camisetas sin tirantes. Tops. Después corre al cuarto de baño y coge el neceser-. Por otra parte, las mujeres embarazadas están incluso más guapas, lo he leído en una revista… ¡Así que quiero lucirme todo lo posible!
Filippo se echa a reír.
– ¡Sí, pero sin exagerar! ¡Tú eres mi Diletta y llevas una olita en la tripa! -Se acerca a ella y la besa con ternura-. Bueno, venga, vayámonos ya, los demás nos esperan. Mi maleta está ya en el maletero del coche. ¡Al aeropuerto! -Abre los brazos imitando a un avión y se aleja.
Diletta sonríe sacudiendo la cabeza. Es como un niño. Pero en el fondo también es bonito que sea así. Acaba de hacer la maleta. Sí, dentro de unas horas estaremos volando con las Olas y los amigos de Niki rumbo a Fuerteventura. Niki. Cómo me gustaría que en estos momentos fueses tan feliz como yo. Pequeña e indecisa Niki. ¿Qué harás? Espero que estas vacaciones te ayuden.