La buhardilla de Olly está abarrotada. La fiesta en honor de Niki está yendo de maravilla. Erica está sentada en el sofá. Está bebiendo un Bellini que se ha preparado sola en la mesa donde Olly ha colocado los vasos y las bebidas. Y, sobre todo, mira fijamente a un tipo muy guapo. Después busca a Olly y a Diletta con la mirada y dirige un gesto para que le echen un vistazo. Sus amigas se vuelven, ven a Erica y sacuden la cabeza. Otra vez. Está a punto de empezar una nueva historia. Conocen a Erica y saben de sobra lo que sucederá a continuación. De hecho, Erica entabla conversación con el chico en cuestión.
– Hola…, bonita fiesta, ¿eh?
– Sí, mucho.
– La casa es minúscula…, pero mejor así: resulta más íntima…
– Pues sí… Encantado, me llamo Tiziano -le dice tendiéndole la mano.
Erica se hace ligeramente a un lado, coge el vaso con la mano izquierda y alarga la derecha.
– ¡Erica, mucho gusto! ¿De quién eres amigo?
– Voy a la universidad con Niki, pero conozco mucho a Giulia -y señala a la chica que en esos momentos está bailando en el centro de la habitación.
– ¡Ah, yo, en cambio, soy amiga de la novia!
– Sí, lo sé, se lo he preguntado antes a Niki.
Erica lo mira de reojo y a continuación sonríe.
– ¿Le has preguntado por mí?
– Claro…, ¿te sorprende?
– No…, quiero decir sí…, en el sentido de que… ¿por qué?
– Bah, no lo sé… Eres muy mona y no te conocía. Eso es todo.
– ¡Vaya, gracias! ¿Brindamos? -Erica alza el vaso en dirección a él
– De acuerdo, ¿por qué?
– ¡Por las jóvenes valientes!
Tiziano alza su vaso de whisky con hielo.
– ¡Por ellas!
Brindan risueños y siguen charlando y bromeando. Diletta, Olly y Niki pasan de vez en cuando por su lado para preguntarles si todo va bien, a lo que Erica responde sacándoles la lengua. Tiziano no acaba de comprender lo que está ocurriendo, pero esa chica dulce y morena le resulta simpática y quiere conocerla mejor, de manera que no les hace mucho caso. Después de haber hablado un buen rato, Erica saca el móvil del bolsillo de sus vaqueros.
– ¿Nos intercambiamos los números? Además, estoy en Facebook…
– Yo también.
Tiziano le dicta su número. Erica lo memoriza, y a continuación, hace una llamada perdida para que el suyo aparezca en la pantalla del de Tiziano.
– Estupendo, nos llamamos dentro de unos días, ¿te parece bien?
– Por supuesto. Podríamos salir a tomar una cerveza -le responde Erica mientras se levanta del sofá.
– ¡Perfecto, cuando quieras!
Erica se aleja en dirección a Olly. Se da cuenta de que su amiga está enfadada.
– Eh, ¿qué te pasa?
– Nada… Bebamos un poco, venga.
Olly le sirve un poco de sangría en un vaso de papel. Erica coge el vaso y da un sorbo.
– Mmm…, está muy rica. ¿Quién la ha preparado?
Olly resopla.
– Giampi, esta tarde.
– ¡Qué detalle!
– Sí… -Olly bebe nerviosa.
– ¿Has visto lo guapo que es ese amigo de Giulia con el que estaba hablando, Tiziano?
– Sí-, ¡vaya cháchara, parecía que no iba a acabar nunca! ¿Y Francesco? ¿No viene esta noche?
– No… y, además, uf, siempre estoy con él. No sé cuándo entenderá que no salimos juntos. Que somos amigos y punto.
– Podrías probar a decírselo, tengo la impresión de que todavía no lo sabe…
– Lo sabe, lo sabe. Lo nuestro es como una sociedad.
– Sí, con un único socio mayoritario que hace lo que le viene en gana…, ¡tú!
Erica le da un golpe en el brazo y se echa a reír. Sin dejar de bromear se disponen a observar a los invitados. Niki se está divirtiendo como una loca y sigue el ritmo de la música balanceando la cabeza. Sus canciones preferidas suenan en la buhardilla. Olly ha hecho un espléndido trabajo. Se ha esforzado y se lo ha currado durante tres días. Ha colgado guirnaldas por todas partes, ha preparado tarjetas sorpresa, ha encargado el bufet y ha pensado en las bebidas. Es una pequeña y perfecta ama de su casa que ha organizado una fiesta para celebrar la próxima boda de su amiga. Y la gente se está divirtiendo. Algunos bailan, otros están sentados en el sofá y sobre los diversos pufs que hay desperdigados por la sala mientras hablan, fuman y beben. Sobre la mesa hay canapés, pizzas, pastelitos y pasta fría, además de un cuscús de verduras. Erica está hablando con un compañero de universidad de Niki.
Olly coge una bandeja de aceitunas y se pasea entre los invitados imitando a una camarera. Al final se acerca a Niki.
– ¿Le apetece una, señora? -le pregunta haciendo una ligera reverencia.
Niki coge el palillo con la aceituna y le da las gracias.
– Felicidades, lo has organizado todo a la perfección.
– Por usted haría lo que fuese…
Olly está contenta. Sigue caminando y ve a Giampi junto a la contraventana. Está bebiendo algo y en la otra mano sujeta un plato con canapés. Está de espaldas. Olly se acerca a toda prisa a él con una sonrisa en los labios.
– ¡Eh, cariño! -le ofrece la bandeja.
Pero un instante después se percata de que en la terraza, al lado de Giampi, hay una chica morena, con el pelo largo y muy mona que charla amigablemente con él. Olly se detiene en seco. Giampi se vuelve.
– ¡Aquí estás! -Le da un beso en los labios-. Eres fantástica La fiesta no podría ir mejor.
La chica morena sonríe a Olly.
– Es cierto. ¡Todo es perfecto! Hemos salido un momento a fumar. No queríamos hacerlo dentro. Por el humo, ya sabes…
Olly la mira con cara de pocos amigos, y a continuación escruta a Giampi.
– Sí, gracias…, lo he hecho por mi amiga Niki…
– Pues te ha salido genial, ¡Niki debe de estar contentísima! Te presento a Ilenia. Es una amiga de Erica, se conocieron en el trabajo el verano pasado.
Olly le tiende la mano de mala gana.
– Encantada.
– Tu casa es muy mona.
– Gracias…
Pero ¿se puede saber qué quiere ésta? ¿A qué viene tanta amabilidad? ¿Qué pretende, caerme bien? Y, además, ¿por qué Giampi es tan solícito con ella? Olly siente que la rabia se está apoderando de ella y trata de contenerla. Está celosa. Sí, lo reconoce. Celosa de él. De la manera en que las chicas lo miran. Del hecho de que siempre quiera hacer caso a todas.
Olly se despide bruscamente de ellos y se dirige hacia Niki.
Ilenia mira a Giampi disgustada.
– Pero ¿he dicho algo malo? Si quieres voy a pedirle disculpas…
– No, ni hablar, Olly es así. De vez en cuando se pone celosa por nada. Tú no tienes nada que ver… -Da un sorbo a su vaso de vino tinto y se queda absorto contemplando el horizonte.
Ilenia apura su cigarrillo y lo apaga en un gran tiesto de cerámica lleno de arena.
En casa, Olly toca el brazo de Niki.
– ¿Has visto?
Niki, que está hablando con Giulia, se vuelve.
– ¿El qué?
– A esa tipa que está con Giampi…
_¿Eh?
– Se hace la remilgada y él encima le da cuerda…
Niki se vuelve a curiosear.
– Bah, parece una conversación muy normal.
– Dices eso porque no se trata de Alex.
– Bueno, Olly, déjalo ya. Desde que estás con Giampi te has vuelto paranoica… O te fías de él o no te fías y, en caso de que no sea así, te aconsejo que lo dejes. No se puede vivir permanentemente en las trincheras, lista para disparar a todas las mujeres que se le acerquen.
– Pero yo lo quiero, ¿qué puedo hacer?
– En ese caso, relájate, eres una agonías… Así sólo conseguirás perderlo… Me parece que incluso tiene demasiada paciencia.
– Claro, hablas así porque te vas a casar. ¿A ti qué más te da?…
– ¿Y eso qué tiene que ver ahora? Únicamente lo digo por tu bien. O resuelves esos celos o acabarás fatal. Así no disfrutas de nada, ves enemigas por todas partes…
Olly la mira con cara de mala leche. Le hace una mueca y se aleja. Niki sacude la cabeza. ¿Cuándo comprenderá que los celos tan continuos y sin motivo no sirven para nada?