Por la tarde. Un tibio sol ilumina los senderos de Villa Borghese. Varios jóvenes hacen jogging mientras escuchan música con sus auriculares. Un grupo de niños juega mientras sus madres, algo apartadas de ellos, hablan de los temas que comparten. Una pareja joven se besa sentada en un banco.
– Qué día tan bonito, ¿eh, cariño?
– Sí, precioso…
– ¿Cómo estás? ¿Has tenido más molestias?
– No, todo está bajo control. Además, ya oíste lo que dijo la doctora Rossi cuando le llevamos los análisis de sangre, dijo que era normal…, que incluso los síntomas no son demasiado molestos. Me siento bien, ¿sabes? Cuando pienso que llevo una vida dentro de mí me emociono muchísimo… No imaginaba que sería así…
Filippo da una patada a una piedra, pero ésta apenas se mueve, de manera que lo intenta de nuevo. Esta vez lo hace mejor y la piedra sale volando; en unos instantes empieza un dribbling imaginario hasta que acaba en un seto.
– ¡Gol! ¿Has visto, cariño? -Filippo regresa risueño-. Soy un as. ¡Tu campeón!
– ¡Muy bueno, ya lo he visto! Puede que algún día estés aquí con tu hijo haciendo eso mismo y que él quiera jugar contigo. ¿No sería estupendo?
Filippo vuelve a su lado y le da un abrazo. Prosiguen su paseo.
– No lo sé, no lo he pensado… ¿Sabes? Para mí ha sido una sorpresa enorme…, algo que no había programado.
– ¡Pues imagínate yo! No obstante, tenemos que pensar en ello aunque todavía nos queda tiempo para decidir… Decírselo a nuestro padres…, pensar si queremos…
– ¡Mira! -Filippo se detiene en seco y le señala algo-. ¡Ahí abajo! ¡Son Pier y Fabrizio! -dice, y echa a correr hacia dos chicos que están jugando a la pelota en el centro de una avenida.
Filippo llega a su lado, los saluda y les indica a Diletta, que mientras tanto se aproxima a ellos y los saluda con la mano. Filippo se pone a jugar con sus amigos. Diletta lo mira y sacude ligeramente la cabeza. Pero ¿qué hace? ¿Por qué no quiere hablar del tema? ¿Qué cree, que a mí me resulta fácil? Lo necesito, esta decisión debemos tomarla juntos. Un hijo te cambia la vida, sobre todo cuando eres tan joven. Pero un hijo es también una cosa maravillosa, es la razón de nuestra presencia aquí, nuestro verdadero puente hacia el futuro. Mira a su alrededor. Ve a una chica empujando tranquilamente un cochecito mientras le habla al niño que va dentro, sin importarle que éste no pueda entender lo que le dice. Sin embargo, ese contacto es importante, es el vínculo que los une, de manera que ella sigue hablando. Diletta sonríe. Siente una gran ternura. A continuación se vuelve de nuevo hacia Filippo. Lo contempla mientras juega, se divierte y bromea. Como un niño.