CIENTO VEINTIDÓS

Pekín, China, complejo de Zhongnanhai, todavía jueves 16 de julio, 15.05 h

Yan Yeh había pasado el día en un permanente estado de sobrecogimiento; las primeras noticias de Wuxi habían llegado poco antes de las diez de la mañana: en un lapso de quince minutos, el hospital popular número cuatro había registrado una docena de casos de náusea, diarrea y vómitos incontrolados. Aproximadamente a la misma hora, habían recibido informes similares de los hospitales populares número uno y dos. A las once treinta, el Hospital de Medicina China se enfrentaba a una epidemia: setecientos casos registrados, doscientos setenta y un fallecidos.

El suministro de agua se cortó al momento, y tanto los servicios de urgencia como la policía permanecían alerta. La ciudad se encontraba al borde del pánico.

A la una de la tarde, el número de casos ascendía a veinte mil, de los cuales once mil cuatrocientos cincuenta habían fallecido, entre los que se encontraban la suegra de Yan Yeh y dos de sus hermanos. Ésta era toda la información que había obtenido hasta el momento. Ignoraba dónde se hallaban su mujer e hijo y si seguían con vida. Ni siquiera valiéndose de la poderosa influencia de Wu Xian, secretario general del Partido Comunista, había logrado averiguarlo. Sin embargo, lo ocurrido había bastado para convocar de nuevo a Pierre Wegen al complejo de Zhongnanhai.

Poco después de las tres de la tarde y todavía sin noticias de su familia, un Yan Yeh solemne y aturdido se sentó a una mesa con Peter Weggen, Wu Xian, y diez miembros más del Politburó. La conversación fue breve y concisa: se acordó que el banquero suizo se ocuparía de organizar el consorcio de empresas que había propuesto en la reunión anterior con el fin de emprender de inmediato un plan titánico de diez años de duración para la reconstrucción total del sistema de aguas y suministro de energía de China. Había que actuar con rapidez y eficacia, pues tanto China como el mundo entero debían saber que Pekín conservaba el control y que haría todo lo posible por proteger la seguridad y el bienestar de su pueblo en el futuro.

– Women shenme shihou neng nadao hetong? -preguntó al fin Wu Xian a Weggen.

¿Cuándo tendremos el contrato?

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