Hap estaba tumbado en el suelo pero no sabía por qué. Recordaba vagamente al motorista agachado encima de él, comprobando su arteria carótida, metiéndole un pañuelo de tela por debajo de la camisa y apretándolo fuerte en el hombro izquierdo. Luego se había dado la vuelta bruscamente y se había marchado. A partir de eso, la memoria se le empezaba a desvanecer y prácticamente se quedaba en blanco. O tal vez se hubiera quedado en blanco del todo. Lo que le hizo reaccionar fue el sonido de las sirenas de emergencia en el exterior y el pitido de su teléfono móvil, que podía ver claramente tirado en el suelo, cerca de él, junto a la Sig Sauer automática. Se movió lentamente y se tocó la pistola automática Steyr TMP que le había caído del arnés, un arma que llevaba colgada del hombro desde el principio pero que todavía no había tenido la oportunidad de utilizar. Fue entonces cuando vio regresar al motorista.
– Vamos -dijo-. Ha recibido una bala, o tal vez dos, en el hombro izquierdo. La policía y los bomberos están de camino. Trate de levantarse.
Hap lo miró:
– ¿Quién demonios es usted?
– Me llamo Miguel Balius. ¡Haga el favor de levantarse!
Miguel agarró a Hap del brazo bueno y tiró de él hacia arriba para apoyarlo en la pared mientras recogía su móvil y la Sig Sauer. Luego volvió a tomarlo del brazo bueno y lo llevó rápidamente en dirección a la puerta.
El aire fresco los envolvió cuando salieron fuera, la moto estaba allí al lado. Miguel lo ayudó a subir al sidecar, luego subió a la moto, la puso en marcha y salieron sendero abajo a toda velocidad mientras unidades de los bomberos y de la policía corrían hacia ellos. Una pared de hombres y mujeres uniformados iba de puerta en puerta, comprobando si había gente herida a consecuencia del terremoto o lo que fuera que había sacudido los edificios con tanta violencia.
Miguel llegó al final del sendero y giró por otro con la moto. Casi en el mismo momento, un rugido intenso y acompasado les llegó desde el otro lado de la basílica. Medio segundo después vieron el helicóptero de los agentes de operaciones especiales levantándose por encima del edificio, sosteniéndose un momento en el aire y luego virar hacia el norte.