119

22.05 h


El túnel era poco más alto que un hombre de estatura normal y un poco más del doble de ancho, y estaba iluminado por las tenues luces a pilas de emergencia montadas en la parte superior de las paredes, cada treinta metros aproximadamente. Las paredes y el techo estaban reforzadas con vigas de madera que habían sido recubiertas, entre las piezas grandes de piedra natural, con una capa fina de cemento, probablemente para evitar la caída de polvo. La vía de acero del centro del suelo era única, un monorraíl pulido que llevaba, como el propio túnel, hacia la tenebrosa profundidad por ambos lados.

– Queríamos saber cómo hizo Foxx para meter y sacar los cuerpos del laboratorio -dijo el presidente en voz baja- y aquí tenemos la respuesta.

Marten se tomó un momento para situarse y luego bajó la vista hacia la galería que tenía a su izquierda.

– Según mis cálculos, esto lleva otra vez hasta el laboratorio de Foxx. -Miró a la derecha-. Ésta tiene que ser la dirección de la que venían. Los cuerpos iban cargados en un vagón monorraíl, o algo parecido.

– Pues entonces iremos por aquí -dijo el presidente, mientras ya avanzaba en aquella dirección-. Este túnel se excavó directamente debajo del otro para que no lo pudieran detectar los satélites ni la aviación de vigilancia. Todos conocían las galerías antiguas, así que nadie sospecharía que eran utilizadas para camuflar otros túneles. Es todo diseño de Foxx. Estoy seguro de que lo copió de las fábricas de armas subterráneas secretas que armaron Alemania durante la segunda guerra mundial.

– Desde luego está bien pensado -dijo Marten, mirando hacia arriba-. No ha sido sólo casualidad que encontráramos ese ventilador, al menos de este lado hay muchos más, probablemente uno cada sesenta metros. Nos los hemos pasado porque están muy bien disimulados, pero esos chicos los descubrirán dentro de poco.

– Otra cosa -dijo el presidente, sin dejar de avanzar-: las espitas de gas instaladas cerca de las luces de seguridad son más grandes que las del laboratorio, mucho más, de unos doce o quince centímetros. Lo que no entiendo es cómo todo esto no ha volado con la primera explosión.

– ¿Me está diciendo que estamos andando por el interior de una bomba?

– Eso me temo.

Загрузка...